Andrea Coa

EL DELITO IMPERDONABLE 

Saif Al Islam,  capturado por los mercenarios al servicio del imperialismo, se ha convertido nuevamente en el centro de la atención. ¿Quién quisiera estar en su pellejo? Nadie, que se sepa. Terribles acusaciones pesan en su contra, es casi seguro que será asesinado y mostrado ante todo el planeta por obra y gracia de los instrumentos tecnológicos de la guerra mediática, para escarmentar a las personas que pudieran osar defender su dignidad y soberanía. Igual que hacían los españoles en este continente (recordemos: descuartizaban a los revolucionarios y esparcían sus trozos frente a todos), igual que el legendario conde Drácula, que empalaba a sus víctimas para aterrorizar a los demás.

Digan lo que digan los proimperialistas, sean de derecha o de la “izquierda” imperial, el mayor delito que ha cometido Saif Al Islam es SER HIJO DE MUAMMAR GADDAFI.

De ese hecho, y del rrrrégimen que ha sido destruido a punta de bombazos, que se atrevió a dar al pueblo lo que las corporaciones y sus títeres querían para sí, que manejó de manera solidaria lo que ellos querían sólo para negocios,  de esos hechos se deriva el odio indiscutible conque se ha tratado a toda la familia Gaddafi, víctimas de una descarada limpieza étnica, probablemente porque el padre fue profeta en su tierra y sus familiares estaban dispuestos a continuar su lucha, hasta que los alcanzaran los proyectiles del imperio o los de sus mercenarios. 

CON LA DIANA EN EL PECHO

Saif Al Islam llevaba una diana en el pecho desde los tiempos cuando aún vivía su padre, probablemente porque no pudieron comprarlo. Era casi imposible que pudiera escaparse de sus perseguidores, en inferioridad militar frente a la alianza europea, hoy arrodillada frente al imperialismo yanqui, que los maneja, igual que a toda la ONU, como les da la gana.

Si es que está vivo y si es que la imagen presentada corresponde a ese joven patriota, aún lleva la diana en pecho y sobre todo, en espalda, lista para los disparos de la traición.

Juicios amañados, campañas mediáticas, el paroxismo de las maniobras hipócritas para justificar los crímenes mercenarios ante quien quiera creer; el colmo de la hipocresía porque, al fin y al cabo, todo el mundo sabe que lo que está llevándose a cabo es una guerra colonial y de rapiña. 

UN SECRETO A GRITOS

La “izquierda” imperial hizo su trabajo divisionista cuando ayudó a crear la matriz del Gaddafi traidor, vendido a occidente, que sirvió para justificar la traición de demasiados líderes de movimientos, partidos y gobiernos. Como ocurre siempre en las guerras, los enemigos aprovecharon los errores de Gaddafi, introdujeron unos alacranes en su entorno, crearon una facción interna que les facilitara las cosas y finalmente fueron al asalto, previa intensificación de los ataques mediáticos.

Una de las especies difundidas fue que Gaddafi y toda su familia tendrían sórdidos secretos compartidos con Obama y otros bichos. Es una forma de venderlo como un corrupto, como alguien que no merece la solidaridad de nadie, limitando así los pronunciamientos de aquellos que todavía se dejan manipular por los recursos mediáticos del imperialismo. De ahí viene aquello de que querrían callarlo para que no diga los famosos “secretos”.

¿Es que acaso hay algo más vergonzoso que todo lo que han hecho en Libia? ¿que tanta traición, entrega y corrupción de los mercenarios pro imperialistas, por ahora impunes? ¿que tantos crímenes?

La realidad de lo que ocurre en Libia, sobre la familia de Gaddafi, sobre lo que está pasando en el mundo, donde una potencia ha logrado arrodillar a la Unión Europea y ahora va por la conquista militar del resto del mundo, es un secreto a gritos. Allí se inscriben los “secretos” que se atribuyen a ese joven patriota que tiene el honor de ser hijo de Muammar Gaddafi y que posiblemente morirá porque los patriotas cuando son abandonados y traicionados, siempre mueren. 

MORIR CON HONOR

Morir con honor es lo único que les queda a estos compatriotas del mundo, por ahora. Porque el imperialismo viene con todo por el planeta Tierra, se cree capaz de ganar una guerra mundial y el problema de la soberanía, de la defensa de los intereses nacionales, ya no es un asunto de un país aislado: Es un asunto de todos los pueblos del mundo, porque somos los pueblos del mundo los que estamos amenazados. La misma existencia de la humanidad sobre la tierra está en juego y allí Libia no es más que un peón más que se han comido los imperialistas.

Sin embargo, el jaque mate aún no se ha dado, y si los pueblos del mundo se unen en un acuerdo político y militar vinculante, al igual que Hitler fue vencido, los agresores profesionales de hoy también pueden caer.

Que así sea.

andrea.coa@gmail.com