Miguel Giribets
Rebelión

La crisis de Islandia aporta muchos elementos de reflexión. Vamos a hacer un breve resumen de lo sucedido en estos tres últimos años.

A) El capitalismo sólo crece como economía especulativa

Antes del estallido de la crisis de 2008, Islandia era la demostración de que el capitalismo es el paraíso en la tierra, un ejemplo de las maravillas del neoliberalismo que todo el mundo debería imitar. Aunque no faltaba el toque étnico cuando se decía que los motivos del éxito de Islandia se debían a sus “raíces vikingas”: «los islandeses controlan mejor el riesgo por su pasado vikingo». Al mismo tiempo, Islandia era el “Wall Street del Ártico” y el “Tigre Nórdico” de la economía mundial. El gran economista Rodrigo Rato, cuando dirigía el FMI, se deshacía en elogios sobre lo bien que se estaban haciendo las cosas en aquel país.

En 2008 Islandia era la sexta nación más rica de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y uno de los países más ricos del mundo en ingresos per cápita. Su PIB por habitante era un 50% superior al de los EEUU. Un informe de la ONU de este año señalaba que Islandia era el mejor lugar del mundo para vivir; dos años antes, otro informe internacional sentenciaba que los islandeses eran las personas más felices del mundo.

En 2007 se vendieron en Islandia más coches Mercedes de lujo que en toda Suecia. Islandia era el segundo país del mundo comprador de la marca de lujo Bang & Olufsen, después de Rusia. “Los restaurantes elegantes de Reikjavik dejaban a los de Londres como mediocres cantinas. Los artículos de lujo inundaban los negocios y enormes 4×4 obstruían las calles” (1)

Islandia vivía en el mejor de los mundos posibles de la mano de la especulación financiera de sus bancos más importantes: Kaupthing, Landsbanki y Glitnir. La banca se había privatizado y desregularizado en 2003; el Kaupthing operaba en 13 países y era el séptimo banco de los países nórdicos. La bolsa multiplicó su valor por 9 de 2003 a 2007.

También se habían privatizado muchas empresas públicas, entre las que destacaremos la industria de la pesca en los años 80. De estas privatizaciones salieron algunas de las mayores fortunas del país.

Islandia era también una maravilla del neoliberalismo desde el punto de vista fiscal. Los impuestos del capital eran del 10%, mientras que los del trabajo eran del 36%; el impuesto de sociedades era del 18% y se preveía una bajada al 15%.

B) El capital especulativo nos lleva a una crisis sin retorno

La cosa cambia en 2008. A comienzos de año, el fondo de inversión Gnúpur hace saber que tiene que refinanciar su deuda y FL Group comienza a vender sus activos para aumentar su liquidez. En abril, las posibilidades de quiebra del mayor banco, el Kaupthing, eran 7 veces mayores que la media de los bancos europeos. La corona islandesa ya conoce una fuerte devaluación del 25% en el primer cuatrimestre de este año, la bolsa está cayendo un 40% desde el verano anterior, la inflación está en el 6,8%, los tipos de interés han llegado al 15,5% y el consumo cae en picado. La economía islandesa se estaba resintiendo de las limitaciones de crédito que comenzaban a aflorar a nivel mundial. “La corona islandesa cayó bruscamente en sentido contrario al valor de las deudas de los bancos, que aumentaron; la perennidad de los créditos expresados en monedas extranjeras se convirtió pronto en un problema “público”; el mercado de acciones se derrumbó y las quiebras se multiplicaron. El Danske Bank de Copenhague describió entonces a Islandia como una “economía géiser” a punto de explotar” (1). No obstante, aún en julio de 2008 los expertos del FMI dicen que la situación de la economía islandesa es “excelente”.

Y. efectivamente, a finales de 2008 la economía islandesa explotó. La quiebra de Lehman Brother y el cierre del crédito ahogan a los bancos de Islandia: Landsbanki, el principal banco del país, es nacionalizado; a continuación se nacionaliza el Kaupthing el Glitnir, los otros dos bancos más importantes. En este momento la deuda de la banca islandesa es varias veces el PIB del país; los bonos de los bancos llegaron a multiplicar por 12 el PIB, acumulando una deuda de 61.000 millones de dólares, una cifra inasumible para una población de 300.000 personas. La bolsa se hunde un 76% y la moneda se devalúa un 70% respecto al euro. Islandia está en bancarrota, con unas necesidades financieras inmediatas entre 15.000 y 20.000 millones de euros. “La caída de los establecimientos bancarios islandeses se produjo dos semanas después de la caída de Lehman Brothers. El 29 de septiembre de 2008, el Glitnir solicitó ayuda al gobernador del Banco Central, Oddsson. Pretendiendo tranquilizarlo, éste ordenó a su institución comprar el 75% de las acciones de Glitnir, lo cual tuvo como único efecto agravar la inquietud. La nota del país se vino abajo, mientras al Landsbanki y al Kaupthing les retiraron sus líneas de crédito. Los retiros masivos comenzaron en las filiales de Icesave [banco creado por el Landsbanki] en el extranjero. “ (1)

El FMI concede a Islandia un préstamo de 2.100 millones de dólares, completado por otros 2.500 millones de varios países nórdicos. La contrapartida es la que todos sabemos: subida del IRPF y del IVA, nuevos impuestos, bajada de salarios y recorte de beneficios sociales (el hospital de Rejkiavik ha reducido su presupuesto un 25% en estos tres años). Los tipos de interés, por indicación del FMI, llegan al 18% en octubre.

C) La movilización del pueblo es el único freno a las políticas del capital

Semana a semana, cada sábado la población islandesa se va movilizando contra el gobierno. “Entre octubre de 2008 y enero de 2009, los sábados después de almorzar, en medio del frío, miles de personas de todas las edades se agruparon en la plaza principal de Reikjavik. Los manifestantes se tomaron del brazo para formar una cadena humana en torno al Parlamento y tapizaron el edificio con frutas y yogures exigiendo la renuncia del gobierno” (1) “La cacerola también ha llegado a Islandia. Cocinada a golpes de un descontento popular, con pocas especias, sin banderas ni partidos, la protesta que quita el hambre pero no alimenta. Se sostiene sobre el fuego lento del desempleo y la ejecución hipotecaria. Si el cacerolazo argentino se gestaba cantando, los islandeses han elegido aullar desde las cocinas de las casas que pierden. Los huevos, lechugas y barras de pan que los políticos esquivan, protegidos tras carreras y paraguas, en su ceremonial camino desde el Parlamento a la catedral de Reykjavik aceleran el vaciado de las despensas.” (2)

En varios momentos se producen enfrentamientos con la policía. Se toma al asalto una comisaría para liberar a manifestantes detenidos; el 5 de diciembre el Banco Central es ocupado por los manifestantes. El 23 de enero de 2009 consiguen que el gobierno convoque elecciones anticipadas; pero ésto sólo incita a la población a salir con más fuerza a la calle: las caceroladas son generales y el primer ministro y todo su gobierno han de dimitir. El primer ministro dimisionario es recibido por los manifestantes con bolas de nieve y una lluvia de huevos. Días antes, los manifestantes habían “bombardeado” el Parlamento con papel de wáter y zapatos; la policía tuvo que esmerarse para evitar que la gente asaltara el edificio.

Las elecciones tienen lugar el 25 de abril y son ganadas por una alianza de izquierdas formada por la Alianza Social-demócrata y el Movimiento de Izquierda Verde.

El año 2009 acabará con una caída del PIB del 7% y el desempleo estaba en torno al 10%, cuando antes era inexistente. En 2010 el crecimiento fue cero. El endeudamiento público ha pasado del 10% al 100% del PIB. La deuda total de Islandia es del 280% del PIB.

Se plantea el problema de la deuda con los inversores británicos y holandeses. Atraídos por altos intereses, unos 200 organismos oficiales (ayuntamientos, etc.) y miles de inversores de estos dos países habían adquirido hasta 3.700 millones de euros en bonos y deuda de los bancos islandeses. En diciembre de 2009 el Parlamento acuerda que se pagarán en 15 años al 5,5%. La cifra representa el 75% del presupuesto anual del país.

Pero los islandeses entienden que ellos no tienen que pagar la deuda en que han incurrido los bancos. De nuevo se producen movilizaciones en la calle y en enero de 2010 el presidente se niega a firmar el acuerdo del Parlamento después de que el 25% del electorado haya firmado un documento en que se oponen a pagar esa deuda; en consecuencia, el tema de la deuda con Gran Bretaña y Holanda se tendrá que resolver en referéndum en marzo.

El 98% de los votantes dice que NO hay que pagar la deuda de los especuladores bancarios. En respuesta, el FMI congela las entregas de dinero del préstamo pactado el año anterior. Gran Bretaña y Holanda amenazan con bloquear el ingreso de Islandia en la UE. En abril Moody’s califica a los bonos islandeses a un paso del bono basura.

Otro método de presión ha sido que en diciembre de 2008, como el gobierno no hacía frente a sus deudas internacionales, Gran Bretaña aplicó a Islandia la ley antiterrorista. “Y eso significaba que los ingleses declaraban a Islandia como terrorista, igual que a Al Qaeda. De modo que no podíamos acceder al dinero. Vendíamos nuestro pescado y nuestro aluminio en el exterior, pero no podíamos recaudar los pagos del exterior e ingresarlos al país, porque el dinero pasa por la City, el centro financiero de Londres, y como éramos terroristas, el dinero era detenido allí, de modo que los islandeses no podían ni ingresar su dinero ni comprar nada en el exterior. Nadie quería hacer negocios con “terroristas”. La situación era tal que empresas islandesas que habían hecho negocios con empresas europeas durante más de 50 años eran incapaces de obtener ningún suministro de Europa.” (3)

Presionado por la calle, el gobierno comienza en 2010 una investigación criminal contra los especuladores: en junio se cursan órdenes de detención con varios ejecutivos bancarios que estaban viviendo en el extranjero. Un informe parlamentario describe cómo los antiguos directores se adjudicaban préstamos fraudulentamente (1.600 millones de euros el Glitnir), y cómo los auditores de Price Waterhouse habían encubierto todos los fraudes bancarios. Además, 10 de los 63 parlamentarios tenían préstamos por unos 10 millones de euros cada uno. En Islandia llegan a ser detenidos 4 directivos que estaban viviendo en Luxemburgo y pueden ser condenados a 10 años. En total, se puede decir que tan sólo unos 20 banqueros, políticos y empresarios han destrozado la economía de los islandeses.

La Interpol recibe la orden de arresto contra el expresidente del Kaupthing, Sigurdur Einarsson, que es detenido en mayo. Tenía su residencia en Londres, en una mansión de 12 millones de euros. Este personaje está acusado de malversación de fondos, falsificación de documentos y violación de la ley sobre transacción de acciones.

En septiembre 2010, el Parlamento decide llevar a los tribunales al antiguo primer ministro Geir H. Haarde, por negligencia en su mandato. El juicio ha comenzado en junio pasado.

En octubre 2010 la situación está lejos de solucionarse: cada día alguien quema su casa para que el banco no se la quede; 46.000 familias tienen problemas para llegar a final de mes; 13.000 casa han sido embargadas por los bancos; 6.000 islandeses han emigrado por motivos económicos desde enero de 2009. Y de nuevo arrecian las movilizaciones: la policía no puede contener a los manifestantes, que rodean al Parlamento haciendo sonar tambores de metal y cacerolas. “Miro a mi alrededor y mis amigos, mi familia, lo han perdido todo. Todo. Yo estoy aquí para demostrar que si nos lo quitan todo, podemos empezar de cero otra vez. Miro a mi alrededor y no soporto lo que veo. Es injusto. Salvan a los bancos y dejan que la gente se hunda” (2)

No obstante, aparece alguna señal de recuperación: la economía crece un 1,2% en el tercer trimestre de 2010 respecto al trimestre anterior. Es el primer crecimiento en dos años. Para 2011 la previsión de crecimiento es del 3%. En cualquier caso, en 2011 el PIB había caído un 15% respecto a 2008.

En diciembre de 2010 se produce un nuevo acuerdo parlamentario sobre la deuda con Gran Bretaña y Holanda: a partir de 2016 se comenzará a pagar y se terminará en 2046. El gobierno está de acuerdo en el pago de la deuda. Pero el tema se somete de nuevo a referéndum en abril y la gente vuelve a votar NO al pago de la deuda por un 60%.

En junio 2011, Landsbankinn acuerda reducir la deuda de los particulares, lo que afectará a unas 70.000 personas. Se contemplan varias opciones: reembolso del 20% de los intereses pagados de 2008 a 2011; reducción de la deuda de la vivienda, pasando a calcularse la hipoteca sobre precios de mercado; reducción de otras deudas, cuando se considere que están por encima de las capacidades de pago del deudor.

D) Cambiar el gobierno no es la solución

Otro elemento interesante –pero que ha tenido efectos muy limitados- ha sido el intento de elaborar una nueva Constitución a partir de 2010. Los redactores han sido 25 ciudadanos sin filiación política, elegidos entre 522 candidatos. Se han llevado a cabo formas de democracia directa, en las que asambleas populares discutían y proponían el articulado de la nueva Constitución.

En julio de 2011 la propuesta constitucional ha entrado en el Parlamento. A partir de ahí, ha ido perdiendo sus aspectos más progresistas, pero, no obstante, hay que resaltar que la nueva Constitución prevé que el 2% de la población puede pedir que se debate un tema en el Parlamento, que el 10% de la población puede hacer propuestas legislativas, se garantizan derechos de la naturaleza y de propiedad colectiva sobre los medios naturales -inspirado en los cambios constitucionales de Bolivia y Ecuador-, que se puede votar a personas de una lista en lugar de toda la lista y que queda abolido el servicio militar obligatorio. El nuevo redactado no entra en los temas de democracia directa o en el control y nacionalización del mundo financiero y económico.

Y así está Islandia: entre la certeza de que las cosas no pueden seguir como están y el problema de cómo avanzar en alternativas que permitan que los islandeses tomen las riendas de su destino. Como señala Gunnar Skuli Armannsson, activista de ATTAC Islandia: “Tanto los socialdemócratas como la Izquierda Verde estuvieron prometiendo cosas muy buenas a la gente en la campaña electoral. Pero han roto todas sus promesas. De modo que los islandeses hemos aprendido, igual que los irlandeses, igual que los griegos y los españoles, que cambiar el Gobierno no es la solución.” (3)

Notas:

1- CUANDO EL PUEBLO ISLANDÉS VOTA CONTRA LOS BANQUEROS-REBELION, ESPAÑA 270511 Robert Wade y Silla Sigurgeirsdóttir -www.eldiplo.org

2- LAS CACEROLADAS CONTRA BANCOS Y POLÍTICOS RESUENAN-REBELION, ESPAÑA 181010 Alberto Arce –Diagonal

3- “LOS BANCOS Y ACREEDORES SEGUIRÁN SU AVANCE: LA ÚNICA SALIDA ES PARARLOS” -REBELION, ESPAÑA 041111 Patricia Rivas – Entrevista a Gunnar Skuli Armannsson, activista de ATTAC Islandia