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Mientras las estrategias de rescate de la zona euro toman una forma más definitiva, con dos economías —Grecia e Italia— en camino de su reforma profunda, analistas norteamericanos se plantean si las mismas medidas serían favorables también para EE. UU.

El Gobierno de EE. UU. evitó en 2008 el colapso de su sistema financiero bajo el sobrepeso de todos los créditos hipotecarios ‘basura’ que había creado, a través del programa TARP y los préstamos a los bancos por parte de la

Reserva Federal. “Estas medidas trajeron mucho dinero al estado, ayudaron a evitar la depresión y permitieron a los banqueros seguir siendo muy rentables y muy bien pagados”, sostiene Tim Fernholz, bloguero estadounidense y editor de la revista GOOD.

“Pero lo que no hicieron fue resolver nuestros problemas con el desempleo o con el crecimiento económico”, subraya. Insiste: “En realidad, ni siquiera se hizo un esfuerzo coordinado para ayudar a aliviar a los estadounidenses de la carga de la deuda por los préstamos hipotecarios masivos”. Según la cifra de Fernholz, al menos uno de cada cuatro propietarios de viviendas en el país deben a los bancos más dinero del que valen sus casas, debido a la caída de los precios en el sector inmobiliario.

“Cuando la gente tiene mucha deuda, no gasta dinero. Como resultado, las empresas no ganan y no contratan empleados”, explica el analista, sugiriendo que ésta es una de las causas principales que obstaculizan la recuperación de la crisis. Insiste en que los estadounidenses necesitan un rescate que siguiera el mismo modelo que el que hace poco ofreció la Unión Europea a Grecia. Bruselas acordó con los bancos que reestructuraran la deuda estatal griega y la redujeran en un 50% a cambio de un plan de austeridad que implementaran las autoridades del país.

Según Fernholz, en vez de ejecución hipotecaria, los bancos estadounidenses deberían reducir los préstamos de la gente hasta “niveles manejables” o permitir a aquellos que ya están atrasados con sus pagos ceder su derecho a la propiedad y pagar una renta a precios de mercado, pero quedándose en sus casas.

“El dinero público mantuvo a los bancos a flote cuando sufrían problemas. Ahora es el momento de hacer lo mismo para la economía. Si eso conviene a los griegos, a nosotros también”, concluye el bloguero. Acentúa que la medida estimularía el crecimiento económico, ya que permitirá a la gente empezar a gastar su dinero.