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El campamento de Salt Lake City (Utah), el de Denver (Colorado), los de Saint Louis (Misuri) y el de Portland (Oregon) ya son historia. En el caso de este último hicieron falta dos intentos para su desmantelamiento ya que los activistas resistieron una primera intervención policial. En el campus de Berkley (California), decenas de activistas fueron detenidos cuando se manifestaban a favor del movimiento Ocupa Wall Street, que en los últimos días parece estar moviendo sus bases de las plazas públicas a los centros universitarios forzado por los desalojos y el rechazo de la población, que empieza a no desear su presencia en sus vecindarios.
En Salt Lake City la orden de desalojo llegó después de que un activista del grupo de indignados muriera el pasado viernes supuestamente por una sobredosis de droga, según informó un periódico local. Otra muerte, el suicidio de un vagabundo, que según la policía se quitó la vida con un arma robada, llevó a otra orden de evacuación el sábado en Burlington (Vermont).
Las autoridades de los distintos Estados que han decretado desalojos están tomando diferentes opciones de cara al futuro. En Utah, se permitirá a los indignados que regresen durante el día pero no podrán pernoctar. Mientras, en Oakland (California), donde se ubica uno de los campamentos más grandes del país, los manifestantes ignoraron el aviso de evacuación decretado tras el asesinato a tiros de un joven el pasado jueves en las cercanías del campamento. Las autoridades han anunciado que arrestarán a todo aquel que intente pasar la noche en la plaza.