Prensa Latina (PL)

Fuerzas del autonombrado Consejo Nacional de Transición (CNT) fracasaron nuevamente hoy en sus gestiones para pacificar a milicias locales libias que por cuarto día consecutivo se enfrentan en las afueras de esta capital.

Los disparos de armas pesadas y explosiones de granadas continuaron escuchándose esta tarde-noche de forma esporádica en inmediaciones de una base militar cerca de Trípoli, donde pelean exinsurgentes de la localidad costera de Zawiyah y del cercano poblado de Warshefana.

El líder del CNT, Mustafa Abdul Jalil, había dado por terminadas las escaramuzas, que dejaron hasta ahora cuatro muertos y decenas de heridos, pero periodistas constataron los tiroteos en una instalación que fue un bastión clave durante el gobierno de Muamar El Gadafi.

Jalil informó este mediodía que funcionarios del autoproclamado gobierno en Libia reunieron a jefes comunales y ancianos de las áreas rivales para discutir el peor episodio de violencia en el país desde el derrocamiento y asesinato de El Gadafi, el 20 de octubre último.

«Deseo asegurar al pueblo libio que todo está bajo control», apuntó el poco carismático dirigente, intentando tranquilizar a la ciudadanía, pese a que mientras hablaba era visible el movimiento de fuerzas militares y hombres armados en distintas zonas de esta ciudad.

Los incidentes estallaron el jueves entre exaltados que disputaron el control de un campamento militar en una carretera a medio camino de Trípoli y Zawiyah, y que fue base de las fuerzas de élite que comandó Khamis El Gadafi, uno de los hijos del exlíder libio.

Residentes de Zawiyah, unos 50 kilómetros al oeste de la capital, entraron a finales de la semana pasada en Warshefana y se incautaron de armas, luego de rumores sin confirmación oficial de que sus habitantes tuvieron vínculos con el gobierno de El Gadafi.

En represalia, los oriundos de Warshefana crearon puntos de control al azar y dispararon a sus adversarios, que antes habían colocado barricadas y retenes cada 200 metros en las afueras de Zawiyah.

Testigos relataron a medios locales que grupos de hombres armados y «nerviosos», algunos portando lanzagranadas, se concentraron alrededor de los puntos de control y obligaban a quienes circulaban a mostrar su identificación y abrir los maleteros de sus automóviles.

Jalil confirmó que el CNT creó un comité para dirimir las disputas y frenar las escaramuzas que achacó a jóvenes de conducta irresponsable.

Sin embargo, los sucesos aumentaron las dudas sobre la capacidad de las autoproclamadas autoridades libias para desarmar a miles de personas que reclutaron durante el levantamiento contra El Gadafi, mucho más para restablecer el orden tras ocho meses de guerra civil.