Germán Saltrón Negretti

En su libro publicado en el año 1998, “El apretón de la muerte,” Michael Rowbotham se hacia algunas preguntas. Si todos los países del mundo están endeudados, incluyendo a las potencias económicas más poderosas ¿Quien le debe a quien? Como puede haber deudores y no acreedores? Si Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Japón, los países europeos tienen deudas millonarias, como esa situación no se refleja en sus realidades económicas, como déficit, y como si lo hacen en los países del sur.

Los gobiernos no crean todo el dinero, que cada año gastan en servicios públicos. Una parte procede de los impuestos recaudados a los ciudadanos insuficientes para cubrir todos sus gastos (educación, salud y otros servicios públicos, obras públicas, sueldos de funcionarios, etc.). Para obtener los fondos que faltan, los gobiernos deben recurrir a la venta-subasta de bonos y otros instrumentos de deuda en los mercados monetarios. Los compradores son mayoritariamente bancos con grandes fondos de dinero ahorrado por los ciudadanos (fondos de pensiones, empresas de seguros, etc).

Un bono es una promesa de devolver en el futuro el precio pagado con intereses. Sin embargo, los gobiernos no logran saldar su deuda pública acumulada, ni consiguen reducirla. La recaudación fiscal nunca es suficiente y cada año el gobierno se ve obligado a vender más títulos de deuda para cumplir con los pagos de los títulos que vencen y sufragar los demás gastos.

Rowbotham responde que la economía (muy especialmente la economía financiera) y la realidad no tienen ya puntos de contacto. Los únicos que están pagando sus deudas, son los países pobres. Cada año se vuelcan miles de millones de dólares desde los países pobres hacia los ricos bajo la forma de pago de la deuda externa. En los orígenes el sistema financiero era sencillo y directo: una moneda de oro o de plata valía lo que pesaba. Desde ese momento, el papel moneda era una especie de vale que el Estado le extendía al ciudadano quien, en teoría, podía exigir a aquel su equivalente en oro, plata o capital público de otro tipo. La moneda estaba respaldada por un activo- que frente a los demás países – le daba su valor.

Eso se conocía como el sistema de cambios fijos, establecido luego del fin de la Segunda Guerra Mundial, en Bretton Woods, denominado patrón oro, que fue dejado sin efecto, entre 1971 y 1973, por decisión del gobierno de Nixon, al devaluar el dólar y declararlo inconvertible en oro. Hoy, el dinero es creado de la nada, por instituciones de crédito – bancos – privadas y su valor esta en el nivel de endeudamiento de los clientes del banco. Este -dinero deuda- es el que circula en la actualidad y su misma lógica hace que siempre sea insuficiente, un valor fiduciario. La razón es la misma: cuando la moneda representaba una parte de las reservas de un país, había tanto dinero en circulación como reservas en las arcas del Estado. Hoy, que es la deuda la que crea moneda, hay tanto dinero en plaza como deuda.

Por eso, mueren de hambre más de cien mil personas todos los días, son 36.500.000 al año. Pero en los “países ricos” aumentaran también, las muertes por hambre. El sistema capitalista es inviable, debemos construir nuestro sistema socialista donde lo importante no es el capital sino el ser humano. Que estamos esperando los hombres y mujeres del mundo para rebelarnos contra esta estupidez.