La Jornada


Un supermercado de la colonia El Pedregal, en la parte sur de Tegucigalpa,
fue saqueado en desafío al toque de queda. (Reuters)
Tegucigalpa, 23 de septiembre. Fuerzas de seguridad de Honduras dispersaron violentamente este miércoles otra marcha de apoyo al presidente constitucional, Manuel Zelaya, en momentos en que una serie de saqueos y actos vandálicos obligaron al régimen de facto a suspender siete horas el toque de queda impuesto tras el sorpresivo retorno del gobernante a Tegucigalpa, el pasado lunes, a fin de que la población pudiera abastecerse de víveres y combustible.

En medio de un creciente caos, y nuevas movilizaciones de la resistencia en desafío a la suspensión de garantías, el régimen encabezado por Roberto Micheletti mantuvo el cerco militar en torno a la embajada brasileña, donde Zelaya se encuentra en calidad de «huésped», con un centenar de seguidores.

Más aún, el régimen golpista anunció: «Debido a los acontecimientos se ha resuelto mantener el toque de queda en todo el territorio nacional, y oportunamente se informará la hora en que concluye».

Policías antimotines y militares arremetieron esta mañana con gas lacrimógeno y proyectiles contra opositores, entre los que hubo más de 100 detenidos en un operativo desplegado en el parque central de Tegucigalpa, reportó el Comité de Defensa de los Derechos Humanos de Honduras.

Los zelayistas marchaban hacia la embajada de Brasil, donde se encuentra Zelaya, a quien un comando militar expulsó del país el pasado 28 de junio, al tiempo que otro nutrido grupo de manifestantes se desplazó hacia la sede de la Organización de Naciones Unidas de esta capital.

No hay reporte de heridos

Al cierre de esta edición no había reportes de heridos en los choques de este día.

Las autoridades reconocieron que los enfrentamientos ocurridos el martes entre miembros de la resistencia y fuerzas de seguridad dejaron dos muertos, decenas de heridos y poco más de un centenar de detenidos, que fueron liberados este miércoles.

Un hombre de 65 años falleció anoche baleado durante uno de los actos represivos de las fuerzas de seguridad en un barrio pobre de Tegucigalpa, horas después que tropas del ejército y la policía dispersaron a miles de manifestantes frente a la embajada de Brasil, de acuerdo con una fuente del Hospital Escuela local.

El vocero de la Policía Nacional, Orlin Cerrato, confirmó que uno de los heridos murió en el hospital y que la otra víctima fatal era un activista del movimiento de resistencia que participaba en una protesta en un barrio capitalino, pero dijo que desconocía cómo murió. Tampoco pudo dar la identidad de ambas víctimas.

Cerrato señaló que 113 personas fueron liberadas este miércoles luego de ser detenidas en las protestas del martes en distintos puntos de la capital.

Por segundo día consecutivo militares y policías mantienen rodeada la sede diplomática brasileña, prácticamente sitiada, donde continúa Zelaya con su esposa, familiares y allegados, adonde ingresó el lunes en secreto poniendo fin a casi tres meses de exilio.

Durante la noche, helicópteros sobrevolaron la representación diplomática.

Desde ayer las fuerzas militares asedian el lugar con un ensordecedor ruido emitido desde un dispositivo especial, que también ha sido empleado para dispersar a manifestantes; vecinos se quejan de que no deja dormir.

El gobierno de facto anunció que incrementará la «vigilancia y el control» en las calles del país, ante el temor de que se repitan los desórdenes y el caos de la noche del martes y las primeras horas de este miércoles. Micheletti ordenó que militares salgan a las calles a acompañar a los policías para impedir nuevos desmanes.

Varios sectores de Tegucigalpa asemejaban zonas de combate, constató la agencia Dpa durante un recorrido por las barrios pobres de la ciudad, donde barricadas y llantas quemadas se observaban en las calles destruidas.

Los saqueos en supermercados propiedad de la estadunidense Wal-Mart y de la cadena local La Colonia, así como en una tienda de la mexicana Elektra, sorprendieron a las autoridades y a parte del movimiento que apoya a Zelaya.

El vandalismo fue tal que poco quedó en los locales de la colonia El Pedregal, en la parte sur de Tegucigalpa.

El frente de resistencia contra el golpe de Estado culpó al régimen de facto de los hechos, al señalar que «los autoabastecimientos han empezado» en aquellos lugares donde el toque de queda impide a los pobladores adquirir alimentos, agua y medicinas.

Para las autoridades lo más preocupante es que los saqueos ocurrieron en horas en que teóricamente existía un toque de queda. La Secretaría de Seguridad dijo que «potenciarán labores de vigilancia y control» en las vías públicas; advirtió que no «habrá tolerancia y la policía aumentará el nivel de fuerza».

Según la secretaría se han «evidenciado actos de provocación a la policía a fin de crear mártires».

Ante esta situación, el gobierno suspendió este miércoles, temporalmente, el toque de queda de las 10 de la mañana a las 5 de la tarde, a fin de que la población salga a las calles para abastecerse.

Miles de personas abarrotaron supermercados y gasolineras. Los carritos desbordados de alimentos eran la tónica ante el temor de que el estado de excepción se prolongue o la crisis política se profundice; miles de hondureños no tienen capacidad económica para almacenar comida.

El ministro de Industria y Comercio del régimen de facto, Benjamín Bográn, era de los clientes de un comercio capitalino que se apresuraba a adquirir productos para su hogar. «Tenemos suficiente grano almacenado», hay combustibles y alimentos y el sistema financiero está funcionando, dijo al ser interrogado por la prensa; entonces, llamó a «la calma».

Autoridades del ramo de la industrias y el petróleo pidieron a automovilistas evitar compras de pánico, a fin de evitar que las gasolineras agoten el combustibles.

Desde la embajada brasileña, Zelaya pidió a los líderes y gobernantes que asisten a la Asamblea General de Naciones Unidas que «no dejen solo al pueblo hondureño», y llamó a los partidarios del mandatario a mantenerse organizados en «aldeas, caseríos y barrios», en «comisiones de resistencia contra el golpe» considerando que se mantienen en una «ofensiva» encaminada al diálogo y la paz.

Sobre el anuncio del régimen de Micheletti de que está dispuesto a «dialogar» con él, siempre y cuando reconozca la elecciones presidenciales del 29 de noviembre, Zelaya dijo que debe haber un diálogo amplio con la participación de todos los sectores.

El canciller de Micheletti, Carlos López, no descartó que el diálogo pudiera iniciar la próxima semana con una comisión de cancilleres de la Organización de Estados Americanos. Pero Zelaya dijo que busca un diálogo «personal» con Micheletti y grupos económicos que tienen interés en participar en los comicios de noviembre, pues ya estaba en el país para que hablaran.

En contraste, Micheletti dijo a medios internacionales que estaba dispuesto a «escuchar» a Zelaya, pero no a negociar ya que debe aceptar las elecciones.