La posición de la Casa Blanca fue dada a conocer por la canciller, Hillary Clinton, quien tras amenazar a la administración del presidente Mahmud Ahmadineyad, se declaró dispuesta a «negociar» con el país oriental.
«Estamos dispuestos a negociar con las autoridades persas» pero «si Teheran mantiene su conducta de desafío habrá costos inevitables», así lo indicó Clinton.
A estos señalamientos, el presidente iraní, Mahmud Ahmadeniyad, respondió el jueves que su país «no tiene necesidad de armamento nuclear» y defendió una vez más el derecho de su país al enriquecimiento de uranio para garantizar energía eléctrica a la industria nacional.
Ahmadeniyad ha insistido en que su industria nuclear está dedicada a fines pacíficos, mientras que Estados Unidos autor de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, señala que puede tener otros fines contraproducentes.
En febrero de 2007 el gobierno de Irán inició la primera etapa de producción de combustible nuclear, para satisfacer sus necesidades industriales.
Esta nación cuenta con 50 mil centrifugadoras de enriquecimiento de uranio en una de sus plantas nucleares, como parte de la nueva fase de su programa civil atómico para la producción de energía a nivel industrial.