Felipe Gutierrez P.

 

Sin lugar a dudas, tanto Néstor Kirchner como Cristina Fernández han conformado con su ideario nacional y latinoamericanista, la vanguardia de un movimiento político que han sabido co-liderar a pesar de las embestidas de sus enemigos y la poca capacidad y oportunismo de sus propios aliados, a los que ha engordado.

 

Cristina, hoy solitaria, en esta titánica tarea de construcción de una fuerza propia que le garantice permanencia política a su proyecto capitalista nacional sabe que sus propios aliados lejos están de generar ideas que consoliden un proyecto sustentable más allá del 2015. Lo nuevo debe sustituir a lo viejo, aunque lo viejo permanezca como parte marginal de su construcción política. Los cuadros de gobierno y nuevas agrupaciones juveniles como La Cámpora son en su estratégia el “transvasamiento” natural del ahora cristinismo, a galope y paso firme.

 

Los movimientos sociales que han acompañado los dos primeros períodos del kirchnerismo –léase Movimiento Evita de Emilio Pérsico, Federación Tierra y Vivienda, de Luis D’elia o el Frente Transversal Nacional y Popular de Edgardo Depetri, no han sabido aglutinar los cuadros suficientes en calidad y cantidad para emerger como un bloque social que le diera fuerza política, al menos como una de las patas de Frente para la Victoria. Tumini y el otrora lulista Victor De Genaro, claudicaron sus ideales para lanzarse en manos del conservador pseudo socialista Hermes Binner, consiguiendo postulaciones de diputado nacional o eventuales arreglos políticos soicaldemócratas.

 

Las estructuras sociales pro-cristinistas con prácticas oportunistas solo prestan aparatos para la campaña o alguna tribuna circunstancial para eventos que permitan autoreferenciarse y no perder la carrera ya perdida por la atención de la Presidenta y su entorno de mesa social, que ya casi poco menciona o interactúa como si lo hacía Néstor.

 

Cristina, sola en su ideario sabe bien que los cambios y transformaciones de profundización de modelos políticos en un contexto de crisis del capitalismo global requerirá de operadores capacitados para la tarea a realizar tanto en el frente externo como interno.

 

Las alianzas con los feudo-gobernadores pareciera estar relativamente asegurada y las amenzas provendrán por el lado del gobernador Daniel Scioli –troyano plantado por el poder económico en el gobierno de Menem, y en ascenso con Duhalde, y aceptado por Kirchner que emerge como la principal amenaza política con vistas al 2015 para romper el frente interno de la principal fuerza política electoral del país y resquebrajar el bloque regional “progre”, junto a Dilma, Chávez, Correa,Evo, Mujica, Humala.

 

El 23 de octubre de 2011, una catarata de votos encumbrará el nuevo kirchnerismo y los sectores retrasados del movimiento acompañaran y harán propia una victoria de la que se servirán para continuar en la rueda del poder, mientras millones adormecidos aún, esperan mucho más que asistencialismo o trabajo digno y bien remunerado -piso mínimo del ideario emancipatorio y liberador en los que soñaban los 30.000 compañeros- para sí avanzar hacia una transformación desde la raíz de la matriz económica y social que, 50 años de imperialismo, nos ha dejado encerrados en un laberinto colonialista dependiente del que se sale, por arriba.