Los insurgentes libios retomaron desde las primeras horas de este sábado la ofensiva por los flancos este, oeste y sur contra la ciudad natal de El Gadafi, situada 360 kilómetros al oriente de Trípoli, apoyados por el despeje previo que realizaron los bombardeos aéreos de la OTAN.
Sin embargo, junto con el mal tiempo provocado por fuertes vientos y una tormenta de arena otro obstáculo para los alzados fue la fuerte resistencia de los seguidores de El Gadafi, cuyo paradero se desconoce desde que las huestes del CNT tomaron la capital a finales de agosto.
Tropas del CNT atacaron con tanques, lanzacohetes y morteros, pero sus jefes militares admitieron que el pretendido «asalto final contra Sirte desde todas las direcciones» tropieza con el poder de fuego de las fuerzas pro-Gadafi, bien parapetadas y apoyadas por la población.
Desde el viernes los sublevados intentaron tomar el centro de convenciones Ouagadougou, donde El Gadafi acostumbraba a recibir a jefes de Estado árabes y africanos, pero los combates continúan todavía hoy allí y en los alrededores de la universidad, cerca del centro.
Igualmente, las escaramuzas se extendieron al conocido como Barrio Mauritano, donde podían escucharse explosiones y verse altas columnas de humo negro, inmuebles destruidos y quemados, además de numerosos heridos, según describieron canales televisivos regionales.
Fuentes médicas en un hospital de campaña que asiste a los insurgentes confirmaron que en las últimas horas recibieron 12 cadáveres de hombres del CNT y a otros 125 lesionados.
Dado que la situación humanitaria se deteriora por causa del cerco impuesto a Sirte desde hace más de dos semanas, muchas familias siguen intentando salir de la localidad con costas al Mediterráneo y culpan a los insurgentes y a la OTAN de sus desgracias.
Muchas personas expresaron resentimiento hacia la alianza atlántica y cuestionaron la legitimidad del CNT, además de que defendieron a El Gadafi, reconoció el canal catarí Al Jazeera, cuya cobertura del conflicto libio ha sido abiertamente favorable a los insurgentes.
Para los líderes de la rebelión contra El Gadafi la prolongada lucha en Sirte y Bani Walid, localidad situada al sureste de Trípoli, le ha frustrado un intención de declarar el fin de la guerra y anunciar un gobierno provisional, no obstante a divisiones dentro del CNT.