Hernando Cortés Pico*


¿Está despertando la clase media mundial? Un grueso porcentaje se resiste  y,  somnolientos, continúan en su esclavitud mental que les impide reconocer su esclavitud. Son incontables las versiones que existen para entender la apatía por la problemática mundial que gira en las conveniencias de todos y toda la clase media del Mundo.

Existen las versiones teóricas, científicas y prácticas que nos empapan del asunto en cuestión, y  también existen las versiones inocentes como la que describo en esta nota. Hago un paréntesis al mismo tiempo para hacer la salvedad de la clase media venezolana que poco a poco está migrando hacia su libertad acompañando al proceso Revolucionario  que lidera el comandante Hugo Chávez.

¿Por qué despertó la clase media venezolana y migra al socialismo? Porque  fueron protegidos y rescatados de los bancos privados que los estafaron en muchas oportunidades y el Gobierno les reconoció sus ahorros. Porque fueron salvados de las múltiples estafas de empresarios inmobiliarios e inversiones en mafiosas organizaciones de delincuentes cuellos blancos. Y entre otros cientos de beneficios que hoy gozan con las políticas económicas y laborales de nuestra Revolución que incluye a todos y todas,  se convencen que el capitalismo sólo utiliza al ser humano para esclavizarlo, y migran a la unidad con el Pueblo común que alguna vez discriminaron alienados por quienes sólo los usan para sus fines egoístas, porque ahora se capacitan despiertos y pueden enterarse de la realidad mundial por los medios de comunicación libres e independientes que tenemos en Venezuela.

La “clase media”  mundial, primero es empalagada con la posibilidad de subir otro escalón hacia la “riqueza”  a codazos, puños y patadas.  Es deformada en toda su existencia con capacitaciones universitarias esclavistas  que los convierte en buscadores de oportunidades fallidas, de sueños irrealizables para empeñar sus vidas con tarjetas débitos  e hipotecas de nunca pagar.

Visten ropa de marca a crédito y se especializan en automotores de año que lo cambian todos los años por treinta años seguidos. Les dan fáciles hipotecas por los bienes medio adquiridos para luego estafarlos y arrebatar sus casas, apartamentos, sus medianas o pequeñas empresas y vehículos. Adquieren casas en urbanismos equipadas con todo tipo de tecnologías que les daña su tranquilidad, convirtiéndolos en expertos y  psicosomáticos enfermos y ser clientes permanentes de médicos mercantilistas y clínicas privadas. Es fácil escuchar los comentarios de cualquier paciente clase media y enterarse de cuanto conocen de las enfermedades de su clase.  Son expertos en saber la presión alta, el nivel de azúcar en la sangre, el alto o bajo colesterol y saben de todas las dietas para cada uno de los gorditos o delgadez del organismo humano  externo. Son frecuentes tomadores de pastillas para el stress y esclavos de los spas para relajarse y codearse con los de su clase.

En su búsqueda sin fin, transmiten los mismos desesperos a sus siguientes generaciones que poco a poco van quedando en el camino. Sólo crían a sus hijos y nietos con la esperanza de que alguno de ellos sea tomado por la pinza capitalista y se convierta en “exitoso”. Sin darse cuenta que de cada diez millones de clase media, sólo uno o máximo dos, llegan a ese éxito que les muestra el capitalismo que los engaña y que aliena a su clase en la misma sin salida.

Mientras gran parte de lo descrito ocurre con sus vidas empeñadas, aprenden a mirar por encima del hombro al que consideren “inferior”; aprenden y se acostumbran a ver el color de la piel, la raza o las culturas desde el punto de vista económico. Para un clase media no existe xenofobia ni racismo si el individuo de cualquier raza, color o cultura  es más “importante” que él.

¿Por qué no despierta? No despierta porque no le conviene despertarse. Sólo levanta la cabeza del sueño auto-inducido y vuelve a dormir consciente para insensibilizar su realidad. No le importa vivir al lado de la barriada que separa su urbanismo con un alto y desvergonzado muro de concreto y mantiene sus accesos con barricadas y vigilantes que viven al otro lado del muro. No le importa el indigente que pide en el semáforo y tampoco le importa las necesidades de la persona que ayuda en la cocina de su casa o cría a sus hijos.

El “clase media” es insensibilizado para no hablar, escuchar, o leer sobre la problemática mundial, sobre las hambrunas de otros pueblos, sobre el desempleo de millones, sobre los desfases de salubridad por la que fallece la población mundial. Le adormecen para no sentir la debacle de sus hermanos del Planeta  por la inseguridad mundial que se planea en laboratorios oscuros. No le importa el consumo de drogas, ni el trafico que causa tanto despelote y que por lo general ellos y sus hijos son las victimas principales. Al clase media sólo le interesa escuchar, hablar o leer, sobre los productos de consumo y la farándula internacional, porque su adicción a todo lo baladí le impulsa sin darse cuenta a vivir soñando e imitar la moda y la vida de los famosos. Se acostumbró a ser insensible con todo lo que circunde su existencia y se camufla en su cobardía.

La clase media Internacional, empleado, obrero o lagarto de todo Gobierno capitalista o pro-capitalista y la empresa privada, se conforma con su salario bien remunerado que nunca lucha y que sólo lo consigue con el secreteo y con los regalos de su Intelecto y esfuerzo físico que hace a su patrón. Nunca, una persona de   clase media,  hace parte de los sindicatos de trabajadores que luchan por él. Ven al sindicato y sus miembros como un espécimen raro y conflictivo.

Mientras la clase media mundial no despierte del sueño antes inducido y hoy mantenido por sus conveniencias por él mismo, serán quienes engorden el egoísmo y la maldad que las multinacionales y las oligarquías apliquen contra el Mundo, porque son ellos los que secundan los ánimos del canalla. ¿Acaso hay propietario de empresa sin gerentes, sin guardaespaldas y sin jaladores de la clase media?

*periodista

nandopico@yahoo.com