La información de que la CIA colaboró con la Policía de Nueva York para espiar a los musulmanes de la ciudad después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 ha provocado gran escándalo en EE. UU. El jefe de la inteligencia nacional de EE. UU. ya ha condenado las acciones de sus subordinados.
Este miércoles se ha sabido que la CIA ha empezado una investigación interna al conocerse esta información.
La tarea de la CIA es la vigilancia de ciudadanos y organizaciones extranjeros, la institución no tiene derecho a realizar actividades de espionaje dentro de EE. UU. Sin embargo, se conoció que después de los atentados del 11 de septiembre los agentes de inteligencia realizaron un amplio trabajo de vigilancia de la comunidad musulmana y organizaciones estudiantiles de Nueva York, en muchas de las cuales se infiltraron. También enseñaron sus métodos a la Policía.
Además se elaboró una lista de 28 países cuyos ciudadanos, junto con «afroamericanos musulmanes», provocaban un alto interés del Gobierno.
Según los datos de AP, que sacó a luz este escándalo, la colaboración ilegal de los servicios especiales con la Policía fue tan lejos que en 2002 un miembro de la CIA, Lawrence Sanchez, entró a formar parte de la plantilla de la Policía neoyorquina, donde se ocupó de la coordinación de los departamentos.
Supuestamente este esquema siguió funcionando después de la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca. Todavía no queda claro el papel del alcalde de Nueva York, Michael Bloombreg, que se niega a comentar este caso.
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