En temas cruciales el presidente Ricardo Martinelli declara una cosa para luego hacer todo lo contrario. Por ejemplo, en su campaña electoral prometió no reformar el Código de Trabajo; sin embargo, en menos de un año promulgó tres decretos y una ley (Ley Chorizo); dijo que no aumentaría los impuestos a los consumidores, pero incremento el ITBMS (7%); cuestionó los viajes presidenciales, pero, acumula millas. Estos son solo algunos ejemplos de engaños de los cientos que pudieran citarse.
Frente al escándalo de la ruptura de la alianza, Martinelli ha presentado al menos dos explicaciones distintas, primero utilizó como excusa los sombreros del vicepresidente de la República, Juan Carlos Varela, que generaron una labor ineficiente en Cancillería, cuando un mes atrás lo alababa públicamente por la extraordinaria gestión al frente de esta institución. Luego argumentó que recibió una grabación que le dolió profundamente, por lo que no extraña que mañana tenga otra versión.
Por sus hechos los conoceréis. En febrero de este año en un artículo publicado en este espacio, titulado ‘¿Cómo creerle señor presidente?’, evidenciábamos la conducta de Ricardo Martinelli. Esta gestión de gobierno, caracterizada por la prepotencia, la mentira y la corrupción, es la que coloca en los sondeos de opinión a Martinelli con una caída abismal de más de 20 puntos porcentuales (que debe ser mayor, dado el manejo que hacen las encuestadoras), para algunos históricos, pues rompe con los márgenes de caída de presidente alguno en los últimos 20 años.
Preocupado por ello, pues compromete sus intereses reeleccionistas, Martinelli frena el show de la Asamblea de Diputados, quienes en un madrugonazo el sábado aprobaron modificaciones a las leyes electorales, donde se deja, entre otras cosas, sin fiscalización ni topes el financiamiento electoral. Igualmente comienza a decir que la segunda vuelta es un tema constitucional y que lo someterá a consulta popular el próximo año; además dijo que no irá a la reelección. La verdad ya nadie le cree. Seguro espera que pase el temporal, mientras tanto arremete con publicidad, cuya frecuencia de repetición en los medios televisivos y radiales se incrementó considerablemente estas semanas, duplicando el presupuesto en publicidad del gobierno, mientras que las demandas sociales siguen sin atenderse.
Martinelli ha quedado enredado en sus mentiras, con lo cual tiene que mentir más para ocultarlas, lo que se convierte en un evidente círculo vicioso, que ya no tiene efectividad en la sociedad.
Lo que está aconteciendo pone una vez más a flor de piel la mafiocracia que impera en la partidocracia; evidencia que nunca hubo intención de cambio ni interés por atender las demandas sociales del pueblo. El verdadero interés de arribar al gobierno es controlar los negocios que desde el Estado impulsan para su beneficios personales; por ello lo que priva es la corrupción y la impunidad para los ladrones de cuello blanco.
Por ello nunca finalizó la campaña electoral ni para CD, ni para panameñistas, por ello hoy PRD y panameñistas se disputan quién encabeza la ‘oposición’. Toda la partidocracia ha pasado por la conducción del Estado, sin que se acabe con la corrupción, el nepotismo y la impunidad.
En medio de este escenario, la tarea urgente es adecentar el país, atender las necesidades de la población, establecer un verdadero ejercicio de respeto a los derechos humanos, construir democracia, establecer otra forma de hacer política donde impere la ética y la honestidad, por ello construimos al lado de cientos de panameños nuestro instrumento político como alternativa de poder electoral, el Frente Amplio por la Democracia.
Convocamos a la población a manifestar su rechazo a estas políticas y a la podredumbre, a destituir a los ministros y directores violadores de los derechos humanos (Mulino, Molinar, Cortés, Gustavo Pérez, Vergara y Sáez-Llorens). Este jueves 15 a las 4:00 p.m., desde la Plaza Porras, marcharemos por el adecentamiento del país y para que se atiendan las necesidades de la población.