Estos disturbios siguen al funeral de Alí Jawad Ahmad, celebrado en la tarde del jueves, al que asistieron unas 10.000 personas que gritaron consignas contra el rey de Bahréin, Hamad bin Isa al Jalifa, exigiendo el fin de la monarquía.
En algunas zonas donde viven chiíes, que son mayoría en Bahréin, se siguen produciendo protestas y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad de vez en cuando. La familia real, perteneciente a la minoría suní, aplastó las protestas de principios de año con la ayuda de los ejércitos de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos. Desde entonces, la oposición ha denunciado la muerte de 1.000 personas y la detención de otras 2.000.
Por otra parte, la cancillería iraní emitió un comunicado de condena la represión en Bahrein y al asesinato del adolescente. Denuncian que la monarquía de Bahrein sigue violando los Derechos Humanos de la población.
Bahrein es un importante socio de Estados Unidos en la región ya que allí se encuentra una de las bases militares más grandes de Washington para imponer su fuerza en el Medio Oriente.