Los siglos XX y XXI, están signados por las guerras expansionistas de Europa y los Estados unidos. La tercera guerra mundial está en apogeo desde hace un tiempo. Esta vez, Alemania está unida a los Estados Unidos, Francia, Italia y a todos los gobiernos que conforman la Alianza del Tratado del Atlántico Norte. Los ataques armados contra Libia, Irak, Afganistán y dentro de poco Irán y Siria, demuestran que sin duda se desató la política internacional de la guerra contra las naciones que poseen riquezas petroleras y gobiernos independientes y nacionalistas.
Al actual Presidente de la República de Libia Muammar Al Gaddafi, las potencias occidentales no le perdonan haber creado la unión africana, nacionalizado las riquezas petroleras ni logrado la tolerancia religiosa en Libia. Cada familia del país libio tiene asegurada una vivienda con agua potable y energía eléctrica gratuita, educación y un nivel de vida superior a todo el continente de la gran África. El juego de la guerra impulsado por la terrible crisis económica europea y la debacle financiera, así como la recesión de los Estados Unidos es una prueba de guerra civilizatoria. Las cruzadas en la edad media determinaron la cruenta batalla por imponer el catolicismo desde Europa en los territorios árabes que son predominantemente musulmanes; la violencia y las muertes terribles caracterizaron ese período que fue seguido por la dominación de América por los ejércitos de los reyes católicos de España.
Hoy se trata de destruir y desaparecer la presencia de una religión mayoritaria en el mundo, pero fundamentalmente, para poder controlar más fácil esas estructuras sociales guiadas por un espíritu nacionalista que permite resistir con mucha fuerza y enfrentar las intervenciones militares cruentas y asesinas de los poderosos gobiernos de Norteamérica y Europa, que ahora cumplen el papel realizado en la Segunda Guerra Mundial contra los judíos por el ejército nazi dirigido por Adolfo Hitler. Pero además de eso, también se oponen a todas las formas de organización y civilizaciones distintas a los modelos divulgados como ideales en el mundo.
La guerra en Libia continúa, su capital Trípoli sigue encendida por las bombas de la OTAN. Los combatientes leales a Gaddafi están enfrentados a muerte con los invasores mercenarios pagados y los medios de comunicación como CNN lo difunden como los rebeldes opuestos al gobierno libio. Libia es una sociedad organizada en tribus y en su mayoría están en defensa de la nación y en contra de los bombardeos y la invasión, por lo que se presume que esta guerra estimulada por los Estados Unidos y la OTAN, se prolongará por mucho tiempo y generará otras condiciones nacionales e internacionales.
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