Wikileaks ha publicado en su cuenta de Twitter una serie de mensajes en los que acusa a sus ex empleados y a los medios de comunicación de propiciar la divulgación de la identidad de sus fuentes de información, después de los señalamientos que ha recibido por publicar cientos de cables sin editar. La organización asegura que la “mala gestión” de los documentos del Departamento de Estado ha permitido revelar los datos “estrictamente clasificados”.
“No ha sido un error de Wikileaks. Ha sido una enorme negligencia de los medios”, asevera en uno de sus mensajes el grupo liderado por Julian Assange. En uno de estos tuits, hace responsable a “la corriente dominante de los medios de comunicación” de “publicar sin editar los 251.000 cables divulgados”.
Dos fuentes cercanas a Assange han asegurado que éste ha acusado a su antiguo colaborador, Daniel Domscheit-Berg, y a David Leigh, editor jefe de investigación del diario británico The Guardian, de facilitar la contraseña que ha permitido desencriptar los 1,73 gigabytes protegidos en cada documento para ocultar dichas identidades.
Un portavoz de The Guardian ha negado las acusaciones que implican a Leigh, autor de un libro sobre Wikileaks publicado en febrero, en el que aparecía una contraseña. “Esta acusación no tiene sentido. El libro aportaba la contraseña, pero advertía de que era temporal”.
Antiguos colaboradores de Wikileaks han asegurado que el propio Assange podría haber provocado este agujero de seguridad, como parte de una estrategia para recuperar la atención mediática.