Jesús Silva R.

Al analizar el complejo asunto de la propaganda como todopoderoso intrumento de influencia sobre las naciones, no deja de llamar la atención que los contenidos más mediocres y las mentiras más baratas puedan triunfar como armas de manipulación sobre millones de personas, especialmente en países del llamado primer mundo, cuya ciudadanía se supone generalmente dotada de elevada cultura general y un pensamiento crítico.

No obstante un supremo ejemplo de impune manipulación mediática es lo que ocurre en EEUU en la actualidad, pues 9 años de reforzada campaña militar expansionista contra territorios del medio oriente y otras zonas han sido permanentemente justificados con el supuesto ataque terrorista islámico del 11 de septiembre de 2001 contra las Twin Towers de New York, aunque aquello fuera para muchos especialistas una autodemolición controlada auspiciada por el propio Imperialismo Yanqui.

En efecto, septiembre de 2001 parece nunca acabar como eficiente pretexto para el guerrerismo yanqui, sediento de recursos petroleros y quebrado financieramente. Hasta el presente el incauto pueblo estadounidense sigue siendo susceptible a la influencia de la ya gastada propaganda islamofóbica y antiárabe (el nuevo enemigo mediático en reemplazo de los extintos comunistas soviéticos); así aconteció meses atrás con el asesinato del perseguido Osama Bin Laden, cuyo cadaver extrañamente jamás fue exhibido a la opinión pública (generando dudas sobre su eliminación física), en ese entonces, el electoralmente desauciado Presidente Barrack Obama fue resucitado en las encuestas de popularidad. Ante ello resultó necesario que más tarde el inquilino de la White House quedara evidenciado por su nefasta política económica y hundiera a su país en la insolvencia financiera actual, para que las encuestas lo devolvieran al sótano de la impopularidad que por su flagrante insensatez le corresponde.

Sin embargo, ya otros infames personajes conquistaron el favoritismo del pueblo con burdas campañas mediáticas en EEUU, Bush hijo fue reelecto presidente con el fantasma de Al Qaeda y fortaleció su gobernabilidad con el derrocamiento y ahorcamiento del mandatario iraqui Saddam Hussein, mientras las agencias informativas «patrioteras» gringas le hacían creer al mundo que aquellos actos eran realmente importantes para EEUU, que algo valioso se podía extraer de esos «triunfos» para bien de la democracia y la libertad que tradicionalmente son promovidos por el «american dream»; paralelamente la realidad que pocos notaban era que el Gobierno Federal conducía al país hacia la comisión de imprescriptibles genocidios y la peor quiebra económica de su historia a partir de ingentes gastos guerreristas, además de perversas especulaciones con la banca transnacional.

Lo más dramático hoy día es que nuestro querido pueblo estadounidense aun no despierte frente a la burguesía gobernante y que los movimientos de insurgencia internos de EEUU sigan siendo invisibilizados con espeluznante efectividad luego de los daños que la plutocracia le ha infligido a la nación como resultado de sus actos de eplotación, expoliación y enriquecimiento ilícito a expensas de los desamparados.

Mucho más podría agregarse en cuanto a la política oficial de violación sistemática de los derechos humanos, sobremanera contra las minorías. Por ahora, enmarcándonos en el ámbito socioeconómico, son escandalizantes las quiebras bancarias, expropiaciones de viviendas familiares, hipotecas fraudulentas, despidos masivos, desempleo en aumento, recortes a los programas de ayuda social, entre otras calamidades que hoy se contabilizan por millones; son pues algunos de los actos perversos que la billonaria clase dominante estadounidense la ha causado a un atormentado pueblo que por ahora luce incapaz de escapar de la camisa de fuerza (ideológica) que la propaganda gringa le ha impuesto.

De allí la imposibilidad histórica en EEUU de que se logre deslegitimar el bipartidismo que reina en la pseudodemocracia imperialista y que durante un siglo este pueblo no haya conseguido aglutinarse políticamente hacia una tercera opción electoral que por lo menos abra la brecha de un destino diferente en esa sociedad esclavizada por la fascista élite de los WASP (White Anglo Saxon and Protestant) y su aliado sionista.

Constitucionalista y penalista. Profesor universitario.

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