Patria Grande
La decisión del presidente Álvaro Uribe Vélez, de instalar siete bases militares norteamericanas en la hermana República, ha causado una gran conmoción en la comunidad internacional, generando todo tipo de reacciones por la trascendencia que tiene este suceso para América Latina y el mundo.
La justificación que Uribe esgrime, en apoyo de su decisión de conceder a las fuerzas armadas de Estados Unidos siete bases militares, es que de esa manera se amplía la cooperación con el país del Norte para librar un eficaz combate contra el narcotráfico y el terrorismo.
Excusa insostenible porque según una agencia especializada de las Naciones Unidas, los dos países donde más creció la producción y exportación de amapola y coca son Afganistán y Colombia, ambos bajo una suerte de ocupación militar norteamericana.
La realidad demuestra que esas bases militares que hasta ahora son siete, pero que posiblemente puedan extenderse a doce, representan un peligro real para la seguridad y la estabilidad de las naciones del continente.
La instalación que pretende establecer un cerco hacia América del Sur, tiene como único objetivo controlar los recursos petroleros, acuíferos y minerales de la región; tal y como lo ha advertido el presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
La decisión del presidente colombiano de doblegarse, una vez más, ante Washington y autorizar al gobierno estadounidense el establecimiento de estas bases, que suponen tres instalaciones aéreas, dos de tierra y dos navales, constituye un crimen contra los pueblos de América Latina.
En Colombia, las bases militares estadounidenses siempre han cumplido una función clara, que muy poco tiene que ver con la tergiversación oficial de su cometido, la del combate al narcotráfico. La militarización constituye el armazón primario sobre el que se monta el proceso de colonización de los Estados Unidos en la región, que se complementa con el andamiaje económico.
El Gobierno de Estados Unidos está perdiendo su hegemonía sobre el mundo y enfrenta una gran crisis financiera, situaciones que han hecho que se agudicen sus agresiones en contra de los países del mundo. Sin embargo, las voces de nuestros pueblos una vez más se han levantado en contra de esta pretensión de invasión, que amenaza la soberanía y la seguridad de la Patria Grande.
La presencia de tan poderoso imperio, que en todos los continentes y océanos dispone de bases militares, portaaviones y submarinos nucleares, buques de guerra modernos y aviones de combate sofisticados, portadores de todo tipo de armas, cientos de miles de soldados, cuyo gobierno reclama para ellos impunidad absoluta, constituye el más importante dolor de cabeza de cualquier gobierno, sea de izquierda, centro o derecha, aliado o no de Estados Unidos. Fidel Castro Ruz Agosto 5 de 2009