Edgar E. Quintero
La «Disociación Psicótica» es el resultado de un proceso sistemático de manipulación mental a través de la implantación de códigos psicológicos por medio de imágenes y mensajes audiovisuales planificada mente dirigidos al consciente y al subconsciente de los individuos con el objetivo de establecer determinados modelos y esquemas de comportamiento y entendimiento que generalmente crean una realidad distorsionada distinta a la realmente existente la cual se adapta a los objetivos del ente disociador. El individuo disociado pierde paulatinamente su capacidad de definir el límite entre lo verdadero y lo falso, se le hace dificultoso analizar e interpretar razonable y objetivamente sus necesidades, los hechos y los fenómenos sociales, políticos y económicos fuera de los conceptos y patrones que le han sido implantados a través de campañas informativas, publicidad y mensajes difundidos principalmente por los medios de comunicación masiva como prensa, televisión, radio, cine, Internet, etc.
Este proceso persigue la alteración, la confusión y la deformación de la conciencia social y/o particular del individuo, interviniendo su sistema de valores y creencias para fijar determinados conceptos y patrones de comportamiento con fines ideológicos, políticos o comerciales separando al individuo de la verdadera realidad circundante y anulando parcial o totalmente su libre albedrío para hacerlo vulnerable y dependiente de una idea, un producto o de una entidad política, económica o religiosa.
El ente disociador utiliza principalmente el arsenal mediático como instrumento para imponer y justificar sus objetivos de una manera sutil pero muy eficaz, creando conceptos y necesidades ficticias, colocando en la mente de los individuos formas y maneras de pensar y actuar en la mayoría de los casos distintas a la cultura e idiosincrasia de las victimas y paradójicamente usando sus valores culturales propios para implantar conceptos y modelos de vida distintos.
Esta inconformidad mental hace que el individuo pierda la posibilidad de reconocer su disociación y cuando la realidad verdadera o por él negada se impone puede llegar a extremos de angustias, frustraciones, resentimientos y odios que pueden ser el preludio de episodios de violencia dirigidos hacia su entorno contrario y hacia todo aquello que represente lo opuesto a su realidad mediáticamente creada. El individuo disociado niega todo lo que pueda ser distinto a su escala de aceptación y comprensión, aun ante una realidad contundente y a la vista siempre buscara alternativas y argumentos fuera de lógica y hasta irracionales para reafirmar la negación de esta realidad. Igualmente buscara aceptación e identificación de principios con la fuente que ocasiona su disociación y grupos afines, con lo que de manera inconsciente reforzara aun más el problema de confusión y deformación de su conciencia.
En el fondo de este proceso de alienación, generalmente aplicado por los estamentos de poder, lo que subyace es el objetivo de imponer un determinado orden político, económico, religioso o social con la finalidad de mantener la supremacía de clase o de intereses y ejercer control social efectivo. El ente o estamento disociador bajo la premisa de valores asociados principalmente a la acumulación de dinero y al poder político siempre actuará en favor de sus intereses y conveniencias, las consideraciones de justicia social y redistribución equilibrada de la riqueza de un país pasan a ser propósitos de tercer nivel. En el campo de la política y la guerra este mecanismo de control social utiliza frecuentemente las armas de la tergiversación, la desinformación y la repetitividad para desvirtuar la realidad y anular mediáticamente al oponente.
Todas las corporaciones que controlan los medios de comunicación, informática e Internet más importantes del mundo están atadas y al servicio de los intereses políticos, militares, financieros y comerciales del imperio, forman parte activa e importante de la superestructura que detenta la hegemonía y el control del mundo, estos son los factores disociadores que han sometido a la mayoría de los ciudadanos a una sostenida practica de manipulación y control mental.