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«Amorim asume luego de haber sido responsable por la política externa independiente que colocó a Brasil en el mismo nivel que todas las naciones. En un nivel en el que Brasil respeta a todos y exige ser respetado», destacó Rousseff.
Las declaraciones de la mandataria son de anoche, a una radio de Pernambuco, pero no por nada la Pesidencia las difundió hoy.
Otra voz de respaldo al ex canciller fue la del actual titular de Relaciones Exteriores, Antonio Patriota, quien evaluó que la elección de Amorim servirá para fortalecer el rol global de Brasil y en la campaña para ganar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU.
«Estamos en el Consejo de Seguridad de la ONU como miembros no permanentes y hemos contribuido para establecer puentes entre diferentes posiciones mundiales. Tengo seguridad de que en Defensa, Amorim ayudará a fortalecer el papel internacional de Brasil», afirmó Patriota, informó la agencia Ansa.
Ex número dos de Amorim en la Cancillería durante la administración de Lula da Silva, Patriota resaltó que el ahora ministro tiene una «extraordinaria experiencia» en temas relevantes para la cartera de Defensa, como las tropas brasileñas en la misión de la ONU en Haití y la integración sudamericana.
Amorim, en tanto, en su primer pronuciamiento, difundido por la estatal Agencia Brasil, elogió el trabajo de sus antecesores y prometió defender «los intereses estratégicos nacionales desde la conducción de la política sectorial».
El nuevo ministro expresó su acuerdo con la Política Nacional de Defensa que elaboraron Jobim y el ex secretario de Asuntos Estratégicos Roberto Mangabeira Unger con la asesoría de militares y que fue aprobada en diciembre del 2008.
«Tengo mucho aprecio por el trabajo de mis antecesores, inclusive por el ministro Jobim, que hizo que Defensa tenga un proyecto importante, una estrategia nacional definida», expresó, y adelantó que pretende acrecentar los «canales de diálogo con la sociedad sin perder de vista los intereses mayores de la Nación».
Esos canales de diálogo son los que el ministro empezó a explorar hoy mismo en su encuentro con las cúpulas militares, apenas horas después de que se conociera el rumor de que habría disgusto en el sector por su designación y de la advertencia del general en reserva Augusto Heleno acerca de que las FFAA son «instituciones del Estado, apolíticas y apartidarias».
«El compromiso ideológico tiene una repercusión altamente negativa en el ambiente militar», avisó al diario Folha de Sao Paulo el general Heleno, considerado el principal vocero informal del Ejército, tras haber sido comandante de la fuerza de la ONU en Haití (Minustah) entre 2004 y 2005.
En medio de la desconfianza de estos sectores, que le cuestionan a Amorim haber trabajado, en su paso por la Cancillería, en pos de una agenda Sur-Sur, en la profundización de las relaciones con Cuba e Irán y en el rechazo al proyecto estadounidense del ALCA, al ministro le tocará desde el lunes definir la suerte de la llamada Comisión de la Verdad, del desarrollo nuclear del complejo industrial militar y de la compra de 36 aviones cazas.
Una Ley de Amnistía de 1979 impide juzgar violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura militar 1964-1985, pero Rousseff -ex guerrillera, presa política Y torturada- impulsa que el Congreso le dé vía libre a una Comisión que será investigadora, aunque no punitiva.
Según la agencia Ansa, a diferencia de Jobim, considerado un garante de la corporación militar desde que en 2007 asumió el cargo con Lula, Amorim debería colocar más ímpetu político desde Defensa para que el lobby militar no desembarque en el Congreso para entorpecer a la comisión.
En cuanto a la Estrategia Nacional de Defensa, Amorim deberá ser quien continúe el acuerdo con Francia para la construcción de cinco submarinos, uno de ellos a propulsión nuclear, el cambio en los manuales sobre las hipótesis de conflicto del siglo XXI, el desarrollo atómico civil y la compra de 36 aviones cazas para el programa FX de la Fuerza Aérea.
