TeleSUR

Cerca de 250 mil israelíes se manifestaron este sábado por la noche en Tel Aviv y otras ciudades de Israel para reclamar justicia social, según datos de la policía. Entre otros asuntos reclaman por el precio exorbitante de la vivienda, los privilegios de los colonos y la degradación de la educación.

Estas manifestaciones, las mayores en la historia de Israel por cuestiones sociales, están consideradas como una prueba de la continuación del movimiento, que comenzó hace tres semanas y sigue creciendo.

Medios internacionales afirman que al menos 250 mil personas en todo el país se manifestaron, mientras que los la prensa local dice que son al menos 350 mil en búsqueda de la justicia social.

El portavoz de la policía, Micky Rosenfeld, estimó en «más de 200 mil el número de manifestantes en Tel Aviv y en 30 mil los congregados en Jerusalén», mientras seguían afluyendo personas al lugar de las protestas.

«El pueblo quiere justicia social», gritaban. Por primera vez también se sumó a las manifestaciones el sindicato Histradut. Durante la protesta, miles de personas intentaban llegar al punto central de encuentro a través de congestionadas calles laterales.

En una manifestación previa, celebrada la semana pasada, más de 100 mil personas habían desfilado en Tel Aviv y en varias ciudades israelíes.

Armados con banderas israelíes y algunas banderas rojas, los manifestantes de Tel Aviv coreaban: «el pueblo exige justicia social», «el pueblo contra el Gobierno».

Llevaban pancartas pidiendo «solidaridad» y un gran cartel con la inscripción «esto es Egipto», en referencia al movimiento popular que logró derrocar al presidente Hosni Mubarak.

El movimiento de protesta israelí, iniciado a mediados de julio contra el alza desenfrenada de los precios de la vivienda, moviliza principalmente a las clases medias.

Gobierno con oídos sordos

Entre las demandas de los manifestantes se encuentran la solicitud de la construcción masiva de viviendas de alquiler a bajo precio, el alza del salario mínimo, la imposición a los apartamentos desocupados y la escuela gratuita para todas las edades.

El primer ministro israelí, el conservador Benjamin Netanyahu, alimentó las protestas cuando el miércoles pasado logró que el Parlamento aprobara una ley para acelerar la construcción de viviendas, criticada por los manifestantes, que sostienen que sólo profundizará el problema de las viviendas demasiado grandes y, por lo tanto, demasiado caras.

Al mismo tiempo, Netanyahu rechazó las demandas de jardines maternales y de infantes gratuitos, así como más fondos para la educación y el fin de las privatizaciones.

«Netanyahu, escúchanos. Somos la sal de la tierra. Queremos cambios», dijo el presidente de la unión estudiantil Itzik Schmueli, en un discurso ante manifestantes en Tel Aviv. «Pero no necesitamos un cambio de la coalición elegida. Nosotros, los jóvenes, pedimos un cambio del terrible sistema económico», añadió Schmueli, que fue ovacionado.