Bill Press
No es extraño que sea tan difícil llegar a un acuerdo con el presidente Obama acerca del presupuesto: los líderes del Congreso que están a la mesa con él están demasiado ocupados luchando entre sí –incluso con miembros de su propio partido.
Es más, según hemos sabido, el mayor obstáculo para lograr un acuerdo para la reducción del déficit no es lograr que se pongan de acuerdo los demócratas y los republicanos. Según enterados de las reuniones cumbres en la Casa Blanca, cada vez que John Boehner dice sí, Eric Cantor dice no.
En público, Boehner y Cantor insisten en que son Hermanos del Alma. Son dos caras de la misma moneda. Están de acuerdo en todo. ¡Mentira! Evidentemente no es así.
Fue a Cantor, y no a Boehner, a quien designaron para tomar parte en las negociaciones del presupuesto encabezadas por el vicepresidente Joe Biden. Y fue Cantor quien las abandonó –diciendo, efectivamente–: que Boehner se encargue de esto. No quiero saber nada del asunto.
En algún momento, fue Boehner, y no Cantor, quien estuvo de acuerdo con Obama en que tendría que haber algún nuevo incremento en la renta del estado –lo que se conoce como “ajuste de impuesto”— como parte de un acuerdo a largo plazo del presupuesto. Pero Cantor se atrincheró y dijo: “De eso nada”.
Fue el presidente de la Cámara Boehner, y no el Líder de la Mayoría Eric Cantor, quien varias veces se reunió privadamente con el presidente y ambos terminaron por acordar las guías generales para un enorme paquete de $4 billones de reducción del presupuesto, mediante una combinación de recortes y reformas de impuestos. Eso significó un extraordinario triunfo para los republicanos, lo cual el columnista conservador David Brooks llamó “el colmo de una tarea para tontos”. Pero, una vez más, Cantor dijo no –y Boehner se vio obligado a pasar una vergüenza, y con él todo el caucus republicano, y tener que llamar al presidente Obama a Camp David el 4 de julio y decirle que el acuerdo no iba.
Y en una de las más recientes cumbres en la Casa Blanca, fue Cantor quien repetidamente interrumpió al presidente Obama y exigió que el Congreso abandonara cualquier solución a largo plazo y en su lugar aprobara una serie de subidas a corto plazo del tope de la deuda durante los próximos 18 meses: una solución que Obama, Boehner y el Líder de la Minoría del Senado Mitch McConnell han rechazado públicamente, Finalmente, Obama abandonó la sala, Boehner no dijo nada.
¿Todavía alguien cree que Boehner y Cantor están en la misma página? Como dijo en MSNBC el Sub Líder demócrata James Clyburn, «Si ellos tienen una buena relación, no quiero ver la mala”.
Es más, Cantor no parece haber madurado mucho desde que se graduó de la escuela secundaria, cuando resumió su enfoque de la vida con esta cita: “Yo quiero lo que quiero cuando lo quiero”. Actualmente tiene tantos deseos de ser presidente de la Cámara que cerraría el gobierno si con eso lo obtuviera.
Según los demócratas en el Congreso, puede que Cantor tenga otro motivo para no subir el tope de la deuda. Varios demócratas de la Cámara han hecho circular una resolución que cuestiona las inversiones de Cantor en ProShares Trust Ultrashort 20+ Year Treasury ETF, un fondo que “adopta una posición corta en bonos gubernamentales a largo plazo”. Si Estados Unidos suspende el pago de sus deudas, el valor de esa inversión aumentaría sustancialmente. Esto hace pensar al menos en la apariencia de un conflicto de intereses.
Y atrapado en el medio está el pobre de John Boehner. No solo no puede controlar a su propio caucus. Ni siquiera puede controlar a su número dos. Porque, como sabe todo el mundo en el Capitolio, Cantor ya no es realmente el número dos. En todo, menos en nombre, es el número uno.
Es Cantor, y no Boehner, quien tiene la confianza de los novatos del Tea Party. Es Cantor, y no Boehner, quien está tomando las decisiones. Es Cantor, y no Boehner, quien en última instancia decidirá lo que aceptarán los republicanos de la Cámara de Representantes y lo que no aceptarán. Y no hay nada que John Boehner pueda hacer. Porque él sabe que el ambicioso Cantor tiene una navaja en la mano, dispuesto a apuñalarlo por la espalda en la primera oportunidad.
El problema para la nación es que el presidente Obama nunca será capaz de llegar a un acuerdo para elevar el tope de la deuda y hacer un pago significativo inicial del déficit hasta que los republicanos solucionen sus riñas internas. Así que John Boehner debe renunciar para que Eric Cantor se haga cargo; después de todo, Cantor ya está actuando como el presidente de la Cámara. Solo le falta el título.