Carlos Rodriguez Farías
Macri: 47 % de los votos
El habitante de la ciudad de Buenos Aires, capital de la República Argentina, tiene un histórico comportamiento electoral caracterizado por tres factores psico-socio-antropológicos a saber: es apátrida, gorila y desclasado.
Estas tres características no son caprichosas y poseen componentes fundados en acontecimientos y procesos históricos de la denominada Reyna del Plata, más conocida como Buenos Aires.
Pero sin entrar en consideración que se vienen arrastrando desde el siglo XIX, concentrémonos en los últimos 10 años de la vida política argentina.
Luego de la debacle política, económica y social acontecida en la Argentina gracias al neoliberalismo (capitalismo global) y que desembocara en los sucesos del 19 y 20 de diciembre y liderada por sectores medios en el año 2001, similares a los actuales acontecimientos sucedidos o a suceder en Grecia, España u otros países europeos, disminución de salarios y pensiones, corralito, devaluación asimétrica de la moneda de un 300 %, aumento de precios exhorbitantes y crisis generalizada de la economía familiar, el espécimen humano del sector medio, medio-alto de corta memoria histórica (con una distancia que va de su “cerebro” a su bolsillo) decidió votar con casi un 47 % de los sufragios al más recalcitrante, fascista, procesado por escuchas ilegales y pro-yanqui candidato Mauricio Macri.
Un hijo de industrial que amasó su fortuna a través de negociados con la dictadura militar y la patria contratista de la democracia burquesa que entronó luego de varios años a su primogénito ex presidente de Boca Juniors, amigo de Aznar, Piñeira, Vargas Llosa, Montaner y cuanto lacayo latinoamericano gusano-mayamero pueda encontrarse en cualquier ratonera del continente americano y europeo.
Macri representa la “NO política” que ha difundido en amplios sectores medios y medios bajos que a través de las mejoras económicas obtenidas mediante las políticas de los gobiernos de Nestor y Cristina Kirchner, se olvidaron de su pasado reciente de desempleo, penurias económicas y angustia generalizada dando la espalda al gobierno que les ha mejorado la calidad de vida, al menos de manera relativa.
El individuo urbano, creído de independiente, autosuficiente cuando le va bien y cacerolero cuando le va mal, es el individuo que el capitalismo consumista está formando a través de los medios de comunicación que penetra la psiquis de los votantes del territorio más rico de la Argentina: la ciudad de Buenos Aires.
Por suerte, Buenos aires hay una sola, para bien y para mal. Así, esperaremos a que en las próximas elecciones presidenciales surja una opción que aplique políticas a favor de la necesidades espirituales, materiales, educacionales y que conduzcan a reducir las asimetrías sociales, que aumente la escolaridad secundaria, que reduzca la pobreza estructural, que construya otro ser no egoísta y no-consumista como los engendrados, criados, formados y mantenidos por las instituciones del aparato ideológico del Estado burgués y sus instituciones junto a sus escuelas, iglesias, universidades, ONGs, Clubes, centros comerciales, y los nefastos medios masivos de comunicación -como Clarín y La Nación-, vomitivas cloacas de siniestras y macabras ideas anti-humanas y diabólicas.
Carlos Rodriguez Farías- Buenos Aires, 10 de julio de 20111
