Graciela Gómez
Las mesiánicas ideas del farsante con Ministerio propio, Lino Barañao no alcanzan para ayudar a sus amigos de Monsanto que están siendo investigados por la Comisión de Bolsa y Valores de EEUU. Según la agencia Reuters, Monsanto Co. dijo que su ingreso neto aumentó casi un 80 por ciento en el tercer trimestre fiscal , finalizado el 31 de mayo. Las ventas fueron fuertes en los Estados Unidos y América Latina. La causa es por sus programas de incentivos relacionados con los productos de glifosato en los años fiscales 2009 y 2010 cuyas ventas del herbicida está siendo erosionado por una competencia feroz.
Otra faceta pero local, es el uso de Soja BTRR2 violando la ley de semillas N°20.247. El ex secretario de Agricultura Miguel Campos, había denunciado ante la Comisión Europea las intenciones de la multinacional que pretendía cobrar derechos de patente a los compradores de soja transgénica argentina. Los documentos presentados demostraban las prácticas monopolísticas abusivas de la multinacional contra los importadores europeos de derivados de soja consiguiendo además inspeccionar embarques argentinos en los puertos daneses y holandeses.
Las patentes de un cultivo establecen que los derechos se detectan en el proceso de plantación, en las semillas, y no cuando ya se ha obtenido un producto derivado, como es el caso de las harinas. Monsanto parece olvidar que en 1996 regalaba las bolsas con las semillas. El sistema de patentes consta de tres puntos:
1) es de uso voluntario, esto es, el inventor puede optar por solicitar o no una patente; 2) es territorial, lo que significa que una patente sólo tiene fuerza legal en el país donde se la solicita; 3) es un sistema de premios y castigos: si se solicita la patente antes de que la invención pierda novedad, sea públicamente divulgada, el invento cae en el dominio público en todos aquellos países donde no se haya solicitado y obtenido la protección.
El Instituto Nacional de Semillas registró cerca de 200 variedades vegetales que incluyen el gen RR, de las cuales sólo treinta fueron desarrolladas por Monsanto. La ley argentina permite a cualquier tercero oponerse al registro de variedades vegetales. Monsanto nunca hizo uso de este derecho, consintió con pleno conocimiento el uso del gen RR en las numerosas variedades de soja que se registraron. Esto no sólo le sirvió para vender semillas y glifosato en el mercado interno, fue el punto de partida para la diseminación de sus productos en todo el Cono Sur.
La fórmula argentina pareció satisfacer las aspiraciones económicas de Monsanto: la soja RR domina casi el total de la producción de uno de los mayores productores mundiales de soja y percibe regalías de empresas semilleras argentinas, aun en ausencia de patente. Sin embargo, no conforme con ello decidió que los agricultores deberían también pagar una contribución a la empresa, exigiendo un pago de hasta 15 dólares por tonelada.
El derecho europeo, la Directiva sobre la Protección de las Invenciones Biotecnológicas 98/44/EC de 1998 frenó a Monsanto en los tribunales europeos. Su artículo 9 prevé que la protección conferida por una patente en el caso de un producto que contiene o que consiste en una información genética se extiende a la materia en la que «la información genética es contenida y ejerce su función»o sea no para los derivados.
La estrategia de Monsanto contra importadores europeos de harina de soja es lo que se denomina «litigios estratégicos», solo sirven para presionar, pero no tienen ningún fundamento. El único objetivo es torcer el brazo al gobierno argentino, imponer una solución a su medida fuera de lo que el derecho argentino y el internacional determinan. Pero se contradice al alegar que no es correcto hablar de un «paquete tecnológico», como lo hace la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, para dar a entender la existencia de una concentración de mercados o de productos, habida cuenta de que el «Gen RR» es de dominio público, como también lo es el glifosato desde 1988, cuando venció su patente. Lo que deja a las claras que va y viene con la sola intención de no perder un centavo.
Lo mismo sucedió en Brasil, donde las semilla fueron contrabandeadas desde Argentina. La ley 11.092 de ese país establece que para cobrar los royalties, las empresas deben mostrar una nota fiscal de la venta de la semilla, y como la venta no esta autorizada hasta ahora, allí tampoco puede reclamar regalías. Esa es la barrera que pretende derribar de nuestra legislación, acostumbrada a ceder ante todos los berrinches de la multinacional.
Greenpeace Internacional hizo público en junio de 2011 el informe :Tolerancia a herbicidas y cultivos transgénicos. “Por qué el mundo debería estar preparado para abandonar el glifosato” en el que participaron el laboratorio de Greenpeace en la Universidad británica de Exeter, la ong GM Freezze y Pesticides Action Network. Dicho informe es desconocido en nuestro país porque los medios no publican estos temas.
Tampoco debemos leerlos o saber de su existencia: Un alumno de la UNR lamentaba que muchos médicos desconocen sobre los efectos de los plaguicidas y de la llamativa omisión de material de estudio referente al tema. Tanto el Prof. Titular Dr. Carlos Baratti, de la Cátedra de Farmacología Facultad de Farmacia y Bioquímica (UBA) y el Prof. Titular de Farmacología Dr. Guillermo Di Girolamo, de la Escuela de Medicina de la Universidad Favaloro, forman parte del Comité Asesor para la Revisión Científica de la Edición en Español del libro de Farmacología y toxicología Médica “Las bases Farmacológicas de la Terapéutica” del autor Goodman & Gilman. El libro en su última edición (undecima) en español se le ha suprimido el capitulo sobre Sustancias Tóxicas Ambientales no Metálicas (Plaguicidas entre otros.). Dicho capitulo desarrollaba y explicaba la toxicología principalmente de los plaguicidas de característica Organoclorados.
Se utilizan aproximadamente mas de 15 millones de litros de plaguicidas organoclorados en nuestro país, según el Ministerio de Agricultura , por lo cual nuestros médicos deberían conocer y los alumnos aprender estos temas para atender los casos de intoxicaciones. Pero lo normal es amordazar la prensa, ocultar información, vedarnos la lectura de muchos libros al no editarlos en América, enseñar agronegocio pero no defendernos de sus consecuencias. Algo que se repite en el Precotox, un órgano creado para estudios epidemiológicos y estadísticas de intoxicaciones que no tiene ninguna información de Santa Fe y ante cualquier requerimiento niega informar al ciudadano. Tal la frase sabia de Aristóles “La ignorancia es no saber distinguir entre lo que necesita demostración y lo que no la necesita” Tapar el sol con un dedo solo evidencia al modelo colgado de un hilo, un Estado suicida y la psedociencia.
Por todo ello los mejores alumnos de Monsanto son los integrantes del Senado santafesino, que lograron hundir una media sanción en el cajón de los olvidos. La iniciativa para reformar la ley 11.273 de agrotóxicos que pretendía correr la línea de fumigación, ocasionó el repudio de toda la bancada sojera y entidades agrarias que encontraron en la cámara alta a sus mejores aliados.
El Ministro de la Producción Juan José Bertero de Santa Fe, admitió objeciones por la reforma, y desde el PJ santafesino Ricardo Spinozzi fue uno de los artífices de que el proyecto nunca se trate en el Senado.
El Diputado Antonio Riestra del FPCS santafesino expresó que “El proyecto era una síntesis de lo posible aunque no lo ideal”, así y todo con sus defectos constituía un avance. La provincia seguirá presa de la renta sojera y creyéndose con derechos a una mejor tajada en las retenciones, los nuevos rentistas lograron el lobby casualmente luego del Biotech Forum realizado en Rosario .El Estado no da señal alguna de sentirse preocupado por una ley nacional que frene el genocidio, mientras Monsanto, Nidera, Atanor y Dow sacan cuentas de cuanta pérdida le provocará la competencia el próximo semestre.
El pueblo no tiene voz, el voto es solo una ficción, un trámite que terminará rápido en la próxima contienda electoral, el status quo será inamovible. Simplemente como decía Ambrose Bierce “El elector goza del sagrado privilegio de votar por un candidato que ya eligieron otros” y el estadounidense tenía mucha razón.
FUENTE : ASOCIACIÓN ARGENTINA DE PERIODISTAS AMBIENTALES (AAPA)