El juez perseguidor de independentista vascos, Baltazar Garzón, el cineasta Pedro Almodóvar, promotor de la última campaña del exilio anticubano e Ignacio Ramonet, el “cruzado» defensor de la agresión terrorista de la OTAN contra el pueblo de Libia, figuran, entre otros, como los abanderados de este fúnebre propósito, lleno de expresiones genéricas y ausentes de autocríticas sobre responsabilidades concretas, que seguramente no tendrá un resultado mayor que el precio de su publicación en la canalla mediática española, amiga y promotora de las peores causas contra los pueblos de España, sus trabajadores e inmigrantes y los pueblos del planeta.
Mas allá del sospechoso propósito de esta variopinto grupo de promotores de campaña imposibles – la llamada izquierda española es irreconstruible porque dejó de existir desde el mismo momento en que amarro la suerte de sus partidos histórico, el Partido Comunista de España y el Partido Socialista Obrero Español al “garrote vil” y miserable de una transición política y una Constitución que arrió banderas de la lucha por la República, juró lealtad al mamotreto antihistórico de la Monarquía Española “reconstruida por el dictador Francisco Franco, declaró los crímenes de la dictadura y de sus herederos y firmó el Pacto de la Moncloa que garantizó la lealtad de la élites políticas, sindicales y sociales al orden monárquico y metió a España en las estructuras de la OTAN, validando un sistema político bicéfalo, excluyente y antidemocrático que ahogó la posibilidad de expresión, manifestación, expresión y participación de una sociedad como la del Estado Español caracterizada por una elevada pluralidad política, social y cultural.
Esa izquierda tampoco es “reconstruíble” porque muchos de sus promoventes asumieron, desde una perspectiva globalizadora y neoliberal, toda la política de fundación de la Europa de los banqueros y los monopolios, renunciando a dar la pelea con la Europa de los pueblos, rechazando los derechos soberanistas de los pueblos canarios, vascos y catalanes, melillos y ceuti, a avanzar en el proceso de soberanización e independencia, con el falso criterio de la indivisibilidad del antihistórico Estado Monárquico y, en algunos casos, como el de Ignacio Ramonet y el ahora Asistente del Fiscal del Tribunal Penal Internacional, Baltazar Garzón, apoyaron, abiertamente, la ofensiva del Capital internacional y su brazo armado usamericano y de la OTAN, contra el soberano pueblo libio y hoy asesora en la judialización de la rebelión al gobierno colombiano.
La izquierda en el Estado Español, como en el resto del planeta, no puede ni debe ser reconstruida, porque reafirmaría sus viejos valores de la modernidad occidentalista, judeo-cristina y Capitalistas, favoreciendo la preservación del dominio del Capital sobre el Trabajo, sino que debe y tiene que ser Refundada, con base a la recuperación del hilo histórico de la Humanidad y la pluralidad de los pueblos y etnias que la integran, donde el Trabajo se reivindique como la razón primera y ultima de todo orden social justo y se sindique la sociedad del Capital, en su fase Global y Neoliberal, como la actual fuente fundamental de las guerras, el hambre, la violencia, la miseria y la depredación de todos los elementos de la Naturaleza y del patrimonio cultural de la Humanidad y que amenaza la continuidad de la misma vida, en este hermoso planeta azul llamado Tierra..
En España, siempre será más fácil creer en la refundación de la izquierda desde los Indignados de la Plaza de la Puerta del Sol, de los Republicanos de Cataluña y los independentistas vascos, catalanes, canarios, melillos, y ceuties, los obreros de las astilleros de Cádiz, los mineros resistentes de Aragón, los trabajadores del Metro de Madrid y los controladores aéreos y porque no decirlo, desde los anarquistas de la CNT que, más de 80 años después de su derrota en la Guerra Antifascista Española, siguen levantando las banderas rojinegra de la Huelga y la rebelión de los trabajadores y las trabajadoras del Estado Español y del mundo.
El llamado del comandante de la revolución bolivariana, Hugo Chávez Frías, al convocar a la Internacional de los Pueblos, sigue siendo hoy un instrumento válido y posible de iniciar la refundación de la izquierda mundial y, aunque las circunstancias actuales del proceso bolivariano venezolano y de América Latina y el Caribe tienen exigencias políticas que obligan a demorar su organización y desarrollo; más temprano que tarde esa necesidad histórica nuevamente estará en la agenda del movimiento popular, revolucionario y progresista mundial, para fundar y desarrollar una fuerza social mundializada que sea capaz de impedir las guerras imperialistas, derrumbar las viejas estructuras de poder de las élites nacionales del Capital y avanzar hacia otro mundo de convivencia, solidaridad, cooperación, paz, democracia y Justicia Social para quienes construyeron el planeta y construyen su futuro: los trabajadores y las trabajadoras.
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