Saúl Leblon

Carta Maior

 

Detrás de las multitudes desesperadas que inundan las calles y cercan el parlamento intentando recuperar el control sobre su destino – incapacidad que está en la esencia de la tragedia griega clásica – existe una historia de conflictos sociales devastadores. Esta explica, en parte, como fue que se llegó momento actual   que se expresa en una deuda externa de 30 mil euros per capita, democráticamente atribuida a cada uno de los 11,9 millones de habitantes del país.

Grecia no es solo un bloque monolítico de oprimidos, acosados por el poder financiero mundial. La opresión financiera obtuvo vertiginosa transparencia en los últimos días.

Pero, detrás de las multitudes desesperadas que inundan las calles y cercan el parlamento intentando recuperar el control sobre su destino – incapacidad que está en la esencia de la tragedia griega clásica – existe una historia de conflictos sociales devastadores. Esta explica, en parte, como fue que se llegó al actual resultado expresado en una deuda externa de 30 mil euros per capita, democráticamente atribuida a cada uno de los 11,9 millones de habitantes del país

Bajo la sanguinaria dictadura de los coroneles, que dominó Grecia de 1967 a 1974, la elite local vivió un período de esplendor y   evasión fiscal sin par en el   planeta. A grosso modo se puede decir que el endeudamiento externo que hoy sobrepasa el 115% del PIB sirvió de biombo a la complaciente justicia fiscal de los cuarteles.

Las investigaciones indican que bajo la bota de los coroneles menos de 100 mil abnegados pagaban el impuesto a la renta en Grecia. Un Olimpo de transgresores. Cuentan que un intento de enfrentar la evasión, ante los operativos de rastreo aéreo de piscinas alojadas   en las mansiones de la plutocracia local,   fue esquivada corriendo las planchas de césped artificial para confundir las imágenes de los satélites. Al restaurarse la democracia, la izquierda no tuvo el coraje de retirar las planchas que recubrían privilegios y cajas millonarias de inversores, empresas y bancos.

El endeudamiento externo persistió como la solución de compromiso en la búsqueda de la línea de menor resistencia. Con el   ingreso en la Unión Europea, los controles se volvieron más rígidos. Según el Tratado de Maastricht, un país miembro no puede tener un déficit fiscal superior al 3%. La   salida encontrada por los gobernantes para evitar la   estrecha línea fiscal fue pagar   suculentos honorarios de consultoría a grandes bancos norteamericanos y financieras, como la infalible Goldman Sachs, hábiles en armar operaciones de ingeniería contable para mantener la sangría de fondos públicos sin   enfrentar Maastricht, ni castigar a la elite local.

Las planchas de césped sintético cedieron lugar entonces a un largo manto tejido por la creatividad delincuencial   de las altas finanzas. Uno de los artificios rubricados por el sello de la Goldman Sachs fue empeñar ingresos futuros del Estado griego, a cambio de   adelanto de recursos, sustrayendo tasas y abultados descuentos para la remuneración de la interacción entre consultores y bancos acreedores.

Las extracciones a futuro incluyeron, por ejemplo, años y años de tasas de embarque y desembarque en aeropuertos, incautadas por el Estado griego. Como el dinero anticipado fue gastado en otras áreas, se supone que el futuro del tráfico aéreo en el   país, desprovisto de fondos para nuevas inversiones, tendrá serios problemas en algún momento no tan lejano.

La irresponsabilidad pasa al rojo vivo cuando se sabe que el turismo representa más del 14% del PIB griego.

El hecho es que durante años, el Estado se endeudó sin registrar el desfalco como déficit público, gracias a los vivillos muchachos de la Goldman Sachs. Cuando explotó la crisis mundial, la retracción de los inversores puso en jaque la ciranda* griega y el déficit verdadero explotó.

Muy superior al límite previsto por la UE, se imaginó inicialmente que este sería del 10,5%, pero luego de haber sido   revisado el porcentaje actualmente se encuentra en torno al 12%, y algunos creen que puede ir más allá. Es en esa cuadratura del círculo que los paquetes ortodoxos negociados por el gobierno socialista de Papandreu pretenden transferir a la población – bajo la forma de recortes de servicios, salarios, privatizaciones, y… ah, si, impuestos— la tarea de sanear décadas de robo fiscal y cobardía política.

Así resulta más fácil de entender la furia de la multitud que cercó el Parlamento griego en el centro de Atenas, el último martes, cuando 155 diputados electos por el pueblo dieran su voto de confianza a la forma como el ministro Papandreu busca resolver este pasivo histórico.

N. de T.: Se dice Ciranda del giro financiero solo con fines especulativo, sin objetivos productivos, sin generar empleos ni riqueza en el país.

Enlace a la nota original en portugués:  http://www.cartamaior.com.br/templates/materiaMostrar.cfm?materia_id=17965

Traducción Diana Cordero para Insurrectasypunto y Kaos en la Red