Raúl Bracho
Más de 11 días de silencio, el fuego de la garganta del dragón rojo bolivariano comienza a ser extrañado, su imagen limpia ante la historia nos hace falta, todas y todos rogamos a la vida para que nos devuelva la furia que genera el huracán latinoamericano.
Las pisadas sobre el polvo del camino rellanan el avance de toda la patria que entendió su poder tras el llamado libertario y tricolor, doce años de verbo encendido, de palabras hechas dagas de fuego en medio de la oscura noche imperial, Hugo Chávez, presidente y comandante, tu puesto de lucha ya rompió las orillas de la historia, eres para siempre, estas siempre, vivirás siempre.
El pasar de los días nubla de preocupación y sospechas, de rumores, de fatalidad terrible sobre tu salud. La América hace un silencio para saber de ti, para invocarte, para hacerte saber de todos los pueblos que te reclaman, la lucha sigue, haces falta. Los enemigos prenden velas para pedir a las bacterias que te destruyan, como si fuese tan fácil destruir tu camino. Tu ya no eres tu, yo soy otro tu, yo soy Chávez, todos somos Chávez. Por eso te digo que eres inmortal.
Acusado de adulador o de rendir culto a tu personalidad, el pueblo sabe muy bien de la fuerza que te empuja, apedreado con críticas que sobrepasan el sentido de la razón y del sentido común, que más bien son empujones al precipicio, te mantienes perfecto e inamovible en la frente de todas y todos los que te llevan en el corazón como la voz inflamada de rabia y de sentido, de camino verdadero y de avance en una historia difícil, de enemigo del poder de la muerte ejercido por los lacayos imperiales, aquí vamos con tu paso por el camino que anidaste, cantando la victoria de un pueblo que se organiza y aprende a ser libre. La lluvia de espantos que tratan de mancillarte no podrá ser sino una llovizna inerme solapada por el canto de las mayorías.
Pase lo que pase, querido comandante, ya tu fuerza está echada, ya tu grito incendió la pradera y es irreductible, ya millones de humildes seguirán adelante y seguirán venciendo, ya el mundo al que llegaste cambió para siempre. Tu garganta incendió las trampas de la mentira, despertó a miles de engañados que hoy marchan con los ojos abiertos. Tu voluntad, que no es otra que la del pueblo, arropa las victorias venideras. Hay patria comandante, no fueron solo palabras las que nos dijiste, son hechos que a diario ensamblan la nueva Venezuela, hay la conciencia del socialismo y de la unión para enfrentarnos al futuro.
Se que tu voluntad última siempre será la unión del pueblo, de los pueblos. Será la claridad que alumbra el camino correcto que construye el futuro, no la palabra usada para destruir o sembrar abrojos de dudas y desconcierto, tu voluntad vibra en las calles y en las miradas de la gente. Nuestras miradas reclaman a la vida para que te quedes con tu pueblo, con los pueblos del mundo, que avances al frente en este camino de logros y de frutos.
Todo un pueblo con la misma cara, con la cara de su líder, con la rabia de su jefe, con el sueño de su padre, con tu canto patrio que nos pinta de amarillo, de azul y de rojo y nos salpica con ocho estrellas de luz, todo un continente sembrado con tu entrega verdadera, con tu ejemplo.
No perdonaremos a la vida desatenta, tu tiempo no se ha terminado, apenas empieza la tierra a dar los frutos que sembraste, estés o te vayas, en el más dramático de los destinos, ya te quedas al mando, haremos lo que nos pediste: seremos un solo pueblo, una sola patria, un solo camino que no se perderá en las luchas personalistas, que mantendrá la luz y la entrega con la que siempre has luchado.
Aquí está tu pueblo esperando tu regreso, para avanzar sin tregua hacia las victorias que faltan, para asumir tu mando y ser obedientes soldados de la patria de Bolívar, ese padre eterno que debe estar lanzando los rayos mas nobles del olimpo para sanar tu cuerpo de guerrero. Aquí te esperamos camarada, pálante comandante!!! Seguimos venciendo y venceremos!!