La reciente serie de anuncios vinculados a un futuro acuerdo comercial y de inversiones entre EEUU y la Argentina generó una inmediata atención en el sector farmacéutico local. Ahora observa con cautela los posibles impactos de la negociación. Aún no se conocen los términos finales del convenio. Pero desde la industria advierten que los lineamientos que se difundieron hasta el momento anticipan un escenario complejo para la producción nacional.
Eduardo Franciosi, director ejecutivo de la Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos (Cilfa), sostuvo a Curecompass que el sector acompaña toda iniciativa que impulse el intercambio y la inversión. Pero remarcó que ello debe darse dentro de un marco de reciprocidad y equilibrio. “Estamos a favor de un acuerdo comercial que promueva el comercio y la inversión. En términos de reciprocidad en materia de regulación sanitaria de productos farmacéuticos. Y que fije las bases de una mayor competencia, acceso a medicamentos y una propiedad intelectual balanceada”.
De acuerdo con Franciosi, los anuncios actuales representan apenas las bases de un futuro acuerdo comercial marco cuyo texto completo se conocerá más adelante. “Hasta que ello ocurra será difícil prever sus impactos en el sector”, explicó. Sin embargo, puertas adentro la preocupación crece. Especialmente por algunos ejes que comenzaron a trascender y que, según fuentes del sector, podrían alterar la estructura competitiva de la industria nacional.
En ámbitos empresariales circula un diagnóstico reservado. La eventual eliminación de políticas que limitan el evergreening favorecería a grandes compañías multinacionales. Reduciendo la competencia y encareciendo los medicamentos. Se trata de una práctica mediante la cual laboratorios extienden de forma artificial la vigencia de patentes. Según voceros del sector, esto generaría un impacto directo en los pacientes y en los financiadores del sistema de salud, tanto públicos como privados.
“No se entiende que un gobierno que promueve la libertad económica impulse al mismo tiempo la introducción de monopolios en el sector de la salud”. Así lo señalaron a Curecompass fuentes vinculadas a la industria local. En ese sentido, remarcaron que la agenda que impulsan las asociaciones empresariales estadounidenses y sus aliados en el país representa a una porción mínima del entramado productivo. De las 190 plantas farmacéuticas existentes en la Argentina, solo nueve pertenecen a laboratorios asociados a esas entidades.
El sector estima que el posible cambio regulatorio podría traducirse en un mayor costo anual de alrededor de US$ 2.300 millones. Cifra que recaería directamente en las cuentas de hospitales, obras sociales, prepagas y programas públicos de salud. “Los principales afectados serán el presupuesto en salud y los pacientes, que perderán acceso a medicamentos a precios accesibles”.
Otro de los puntos críticos es el impacto sobre la producción nacional de biosimilares. La Argentina cuenta actualmente con once plantas biofarmacéuticas y exportaciones por US$ 140 millones anuales. En los últimos cinco años, este segmento permitió ahorros para el sistema sanitario superiores a los US$ 13.000 millones gracias a precios más competitivos y a la sustitución de importaciones. Un cambio en las reglas de propiedad intelectual podría poner en riesgo ese desarrollo.
Desde la industria señalaron además un desbalance entre las concesiones que estaría dispuesta a realizar la Argentina y las que ofreció EEUU en materia de salud y propiedad intelectual. Donde no habría propuestas concretas de Washington. Tampoco se habría negociado un régimen que facilite el comercio exterior para los laboratorios argentinos. Especialmente en lo que respecta a biosimilares, un rubro donde el país cuenta con capacidades reconocidas.
A la espera del texto definitivo del acuerdo, las cámaras del sector farmacéutico preparan informes y planteos técnicos que se elevarán a distintas áreas del Gobierno. La preocupación central radica en que las decisiones que se adopten en esta etapa resultarán determinantes para el futuro del modelo productivo nacional, la competencia en el mercado y el acceso a medicamentos.
En un contexto de ajuste fiscal y de presión creciente sobre los presupuestos sanitarios, las definiciones que surjan de la negociación con EEUU podrían marcar un punto de inflexión para la industria farmacéutica argentina. El debate, advierten desde el sector, está lejos de concluir.

