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La canciller, Diana Mondino, confirmó el avance en las gestiones para concretar la incorporación del país a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, profundizando su acercamiento hacia la Casa Blanca. «Estas instituciones han perdido la capacidad de imponer condiciones», dijo a Sputnik el analista internacional Sebastián Schulz.
El Gobierno de Javier Milei redobló los esfuerzos por adherirse a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), en una nueva señal de su alineamiento acérrimo hacia Estados Unidos profesado desde incluso antes de asumir como presidente. La canciller argentina, Diana Mondino, confirmó los avances en la «hoja de ruta» para la incorporación oficial.
Tras reunirse con el secretario general de la entidad, Mathias Cormann, Mondino expresó su voluntad de acelerar un proceso que —si bien nació en 2022 con la invitación formal durante la gestión de Alberto Fernández (2019-2022)— se aceleró en diciembre de 2023 cuando el Gobierno aceptó formalmente la invitación del organismo. El presidente Milei encabezó el encuentro en Buenos Aires.
Fundada en 1961 con sede en Francia, la OCDE está integrada por 38 Estados miembros, cuatro de ellos latinoamericanos (México, Chile, Colombia y Costa Rica). La intención de ingresar al espacio había sido motorizada inicialmente por Mauricio Macri (2015-2019), pero quedó trunca. Su sucesor, Fernández, eligió priorizar la incorporación a los BRICS, la estratégica alianza de potencias emergentes.
El camino escogido por Milei no constituye una novedad en su gestión. El alineamiento irrestricto hacia la Casa Blanca ha llevado al presidente a rechazar la tan ansiada invitación a formar parte de los BRICS cuando el bloque decidió abrir las puestas a otros países en desarrollo. La declinación de Buenos Aires contrasta con la tendencia de otros países de la región, como Bolivia, que ha expresado su interés en adherirse.
El camino, no obstante, no es sencillo. Tras el anuncio formal de la hoja de ruta dispuesta para concretar el ingreso, el Gobierno deberá conseguir el respaldo del Congreso nacional, donde acumula una serie de duros reveses explicados, en gran medida, por su fragilidad. Tras la expulsión de legisladores, La Libertad Avanza cuenta con apenas 36 de 257 diputados, y con solo seis de los 72 senadores que integran la Cámara Alta.
«Será una maratón, no una carrera de velocidad», señaló el titular de la OCDE en una conferencia conjunta con la canciller Mondino. Cormann remarcó la necesidad que tiene el Ejecutivo argentino de cosechar un «amplio apoyo político» para avanzar en las gestiones.
¿Anteojeras ideológicas?
«La intención del Gobierno responde al alineamiento de Milei hacia Estados Unidos y la Unión Europea en general, pero con énfasis en Washington», dijo a Sputnik el analista internacional Sebastián Schulz.
Según el experto, una virtual incorporación a la OCDE podría acarrear costos tangibles.
«El precio a pagar es el desarrollo autónomo industrializador, que se ve amenazado con un alineamiento de cara a intereses que no coinciden con los del país, sino que responden más bien a factores externos. El perjuicio se refleja en el alejamiento de otros bloques emergentes que esto supone», destacó.
«Es un alineamiento financiero, es cierto, pero también casi hasta en un plano moral. Milei se propone mostrar que Argentina está cambiando su rumbo y poniendo a Argentina dentro de la esfera de influencia del norte global atlantista. Su visión parece más ideológica que estratégica», apuntó el sociólogo.
Consultado acerca del grado de afinidad doctrinaria entre el presidente argentino y la organización multilateral, el investigador consideró que «es curioso que la OCDE es una institución alineada con un proyecto de carácter globalista al que, justamente, Milei confronta. No hay una coincidencia en ese plano que, de hecho, ha suscitado sendas críticas por parte del mandatario respecto a las grandes potencias».
Un respaldo ansiado
Según Schulz, el vigoroso impulso a la adhesión a la OCDE por parte del Gobierno argentino responde a una realidad material incontrastable: la profunda recesión que atraviesa el país en medio del ajuste fiscal desplegado por el Poder Ejecutivo. En ese marco, signado por el creciente aumento de la pobreza y el desempleo, se inscribe la apuesta del oficialismo.
«Milei ve en estos países un respaldo a su política económica en medio de una situación muy delicada al interior de Argentina. El costo del ajuste está siendo pagado por una gran parte de la población del país, y en este marco el presidente busca reforzar sus alianzas, que, dicho sea de paso, son bastante endebles», remarcó el experto.
Sin embargo, la expectativa puede no hallar su correlato en la realidad.
«Este alineamiento no se traducirá directamente en inversiones concretas, porque prácticamente es de alcance simbólico. La historia ha evidenciado que no existe una correlación directa entre los principios que promueve la OCDE y el desarrollo de los países», afirmó el experto.
«La OCDE en estos tiempos ha quedado relegada al rol de fiscalizador de indicadores generales como la libertad de prensa, la libertad económica o el nivel de corrupción gubernamental. Hoy no es una herramienta tentadora para los países que han iniciado procesos autónomos de desarrollo: estas instituciones han perdido la capacidad de imponer agenda y de imponer condiciones», concluyó Schulz.