El derribo de un F-35B Lightning II israelí, por error de cálculo en el sistema de inteligencia artificial instalado experimentalmente en la aeronave, fue sugerido a medios estadounidenses por el Mayor General, Michael Schmidt, Oficial Ejecutivo del Programa F-35 de EE. UU.

Fabricado por la compañía Lockheed Martin en la planta Fort Worth, Texas,-en colaboración con Northrop Grumman y BAE Systems– el avión cuenta con sensores y sistemas diseñados para operar sin ser detectado por los radares enemigos, aunque una falla fatal en el sistema de navegación por IA causó el inesperado derribo del F35 en territorio sirio controlado por EEUU. El evento se habría producido en circunstancias relacionadas con el ataque de Irán a Israel.

Schmidt no confirmó a la revista especializada «Air & Pace Forces» si la aeronave transportaba material bélico convencional o no, ni tampoco el origen ni los medios tecnológicos (sistemas antiaereos o misiles aire-aire) utilizados en el derribo del F35.

Israel suele importar armas norteamericanas para modificarlas, esta vez con el agregado de programas avanzados de inteligencia artificial, siendo este país el único estado autorizado por EEUU para modificar la electrónica del F-35.

En diciembre del año pasado Lockheed Martin informó que había completado la producción y entrega de 398 cazas F-35 Lightning II, aunque no mencionó la utilización de sistemas de IA en sus equipos. Los aviones de quinta generación fueron entregados por la empresa a las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos y a diversos aliados de Washington, como Israel, quien posee actualmente 39 de estos cazas.

Según la empresa, el F-35I está equipado con varios sensores avanzados, incluyendo un radar AESA (Active Electronically Scanned Array), un Sistema de Puntería Electro-Óptico (EOTS) y otras características secretas que son claves para enfrentarse a adversarios a una distancia más allá de la línea de horizonte. A su vez, permite cazar misiles de crucero y drones en persecución. Este tipo de proyectiles vuelan a baja altura y tienen perfiles de radar muy pequeños, lo que hace muy difícil su intercepción.

Fuentes especializadas afirmaron que a pesar del contexto hostil global, la tecnología comprada por los países a EE.UU. viene con reglas. Las grandes directrices estrictas esbozan exactamente lo que los aliados pueden hacer al hardware y a los sistemas que lo ejecutan. Generalmente, se reduce a nada. Sin modificaciones, sin adiciones. Ni siquiera pueden hacerse reparaciones sin el consentimiento escrito del Pentágono, ante posibles fallas de los sistemas de aeronavegación. Las adiciones de tecnología experimental habrían llevado al F35 israelí a situación de derribo, por «fuego amigo».

Con información de revista Fuerzas del Aire y del Espacio, y Wired