Nodal

El expresidente brasileño Jair Bolsonaro y 22 antiguos colaboradores acudieron este jueves a la Policía Federal para declarar sobre presuntos planes golpistas anteriores a la investidura del actual mandatario, Luiz Inácio Lula da Silva, aunque el líder de la ultraderecha decidió mantenerse en silencio. Los abogados de Bolsonaro sostienen que no tuvieron acceso a los documentos obtenidos durante la investigación, como las declaraciones del exasistente Mauro Cid que formaron parte del acuerdo de culpabilidad.

El líder ultraderechista está sospechado de haber participado en una conspiración que buscaba desacreditar el proceso electoral e impedir que Lula asumiera el mando de Brasil en enero del año pasado. Bolsonaro defiende su inocencia y asegura ser víctima de una «persecución implacable». La audiencia, de alrededor de media hora en la sede de la Policía Federal en Brasilia, ocurrió a solo tres días de una concentración callejera convocada por el exmandatario en San Pablo para repudiar las acusaciones.

«Nunca simpatizó con el golpismo»

El expresidente de Brasil se presentó a la sede de la Policía Federal en Brasilia, pero su abogado, Fabio Wajngarten, explicó a periodistas que se apegó a «su derecho a permanecer en silencio», por lo que fue liberado media hora después. «Ese silencio no es solo el uso de un derecho constitucional, sino también una estrategia apoyada en el hecho de que la defensa no ha tenido acceso a todos los elementos que le están siendo imputados al expresidente», agregó Wajngarten. A su lado otro de los abogados, Paulo Bueno, advirtió: «Bolsonaro nunca simpatizó con el movimiento golpista. Que quede claro».

La investigación está centrada en la asonada del 8 de enero de 2023, cuando, una semana después de la toma de posesión de Lula, miles de activistas de ultraderecha asaltaron simultáneamente las sedes de los tres poderes del Estado. Durante las investigaciones la Policía Federal encontró claros indicios de conspiraciones anteriores a esa fecha.

El principal indicio es el borrador de un decreto que sería dictado antes del primero de enero de 2023, mediante el cual se impondría el estado de sitio y serían intervenidas la Corte Suprema y la justicia electoral, todo con el fin de mantener a Bolsonaro en el poder. Esa sospecha llevó a la policía a lanzar el 8 de febrero la operación Tempus Veritatis (la hora de la verdad en latín), con decenas de allanamientos, confiscación de pasaportes y detenciones en el entorno de Bolsonaro, a quien se le prohibió salir del país.

Bolsonaro, quien se presentó a declarar este jueves en Brasilia, por ahora solamente figura como investigado en el proceso. Además del exmandatario fueron citados a declarar este jueves cuatro exministros, tres de ellos generales de la reserva: Walter Braga Netto, Paulo Sergio Nogueira y Augusto Heleno. También se presentaron a prestar declaración el almirante Almir Garnier, excomandante de la Marina, otros militares de alto rango y el exdiputado Valdemar Costa Neto, presidente del Partido Liberal, que lidera el exmandatario de ultraderecha.

Un decreto y un video, las claves

Es la sexta vez que Bolsonaro concurre ante la policía para prestar declaraciones desde que dejó la presidencia. El año pasado compareció por la presunta falsificación de certificados de vacunación contra el covid-19, así como por el ingreso irregular a Brasil de valiosas joyas obsequiadas por Arabia Saudita. También tuvo que declarar por sospechas de instigar los disturbios del 8 de enero de 2023.

Bolsonaro, que se hallaba en ese momento en Estados Unidos, niega cualquier incitación de la asonada y rechaza que fueran parte de un plan preconcebido. Incluso sugirió que no se trataba de seguidores suyos. Pero según la policía, unos dos meses antes Bolsonaro recibió y modificó un decreto en el que preveía detener al presidente del Tribunal Superior Electoral, Alexandre de Moraes, y convocar nuevas elecciones.

En el expediente del supuesto plan de golpe de Estado también figura un video de una reunión realizada el 5 de julio de 2022, tres meses antes de los comicios en los que Lula resultó vencedor. La grabación, divulgada por la Corte Suprema el 9 de febrero, muestra a Bolsonaro exhortando a varios de sus ministros a emprender una campaña contra el sistema de urnas electrónicas. «Si reaccionamos después de las elecciones será el caos en Brasil, una gran guerrilla», dice el ultraderechista a sus ministros en el video.

La indagación sobre la supuesta trama golpista fue ordenada por Moraes, al frente de varias investigaciones contra el expresidente y su entorno. Moraes, también juez de la Corte Suprema, es blanco constante de las críticas de Bolsonaro. La defensa solicitó apartar a Moraes del caso alegando que carece de «la imparcialidad necesaria para desempeñar sus funciones». Pidió también postergar la declaración de su cliente ante la policía. La Corte Suprema rechazó ambos pedidos.

«Evento pacífico» en San Pablo

Pese a las numerosas investigaciones de que es objeto desde que dejó la presidencia hace 14 meses, el excapitán del Ejército de 68 años se mantiene a la cabeza de la oposición. Y aunque en junio fue inhabilitado políticamente hasta 2030 por desinformación, el miércoles dijo estar «convencido» de que podrá revertir esa «injusticia».

Bolsonaro niega cualquier implicación en el intento de golpe por el que se lo investiga. «Tiene que haber armas, una conspiración, tanques en las calles, una autoridad, una figura dirigiendo ese golpe. Nada de eso hubo. ¿Qué locura es esa de hablar de un golpe en Río de Janeiro?», se preguntó en una entrevista con radio CBN Recife. «Hoy en día cualquiera puede ser detenido sin motivo. Veo compañeros, que trabajaban junto a mi, que están presos. ¿Acusados de qué?», protestó Bolsonaro y afirmó además que las investigaciones tienen la finalidad de entorpecer las candidaturas del PL en las próximas elecciones locales.

Sobre sus planes inmediatos, Bolsonaro comentó que pretende recorrer el país y participar en actos opositores como el del próximo domingo en San Pablo. Los seguidores del expresidente aprovecharon para usar esa manifestación para apoyar al gobierno del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y un abogado de Bolsonaro invitó al embajador israelí en Brasil a la concentración. Esto se da en el marco de la incipiente crisis diplomática generada entre Brasil e Israel por la acusación pública de Lula al país hebreo de cometer un genocidio en el territorio palestino de la Franja de Gaza.