Por Guillermo Kantos

La decepcionante elección realizada por las dos principales coaliciones políticas de Argentina: Juntos por el Cambio (28%) y Unión por la Patria (27%) el pasado 13 de agosto y el victorioso resultado de la ultraderecha «Libertad Avanza» (30%), desató una crisis política y económica que pone en zozobra e incertidumbre a toda la sociedad.

El triple empate técnico electoral gatilló una devaluación del peso de 22%, lo que desató una estampida generalizada por parte de empresas y supermercados formadoras de precios hundiendo el salario de los trabajadores asalariados e informales.

EL candidato oficialista y actual ministro de economía, Sergio Massa, obtuvo solamente el 20% de los votos y devaluó la moneda un 22% para satisfacer los reclamos del FMI, representante de los países acredores del resto del mundo,; un préstamo tomado nuevamente por la Argentina durante la presidencia de Mauricio Macri en 2018.

Parte de la sociedad, cansada y manipulada por los gobiernos y gerencias del Poder Real, decidieron votar a un representante de los intereses económicos de sectores estadounidenses que inventaron al candidato Javier Milei desde los medios de comunicación para apoderarse del control total del gobierno.

El salto devaluatorio realizado por Massa y su equipo luego de su propia derrota en las PASO, pone en dudas la capacidad de lo que queda del gobierno para estabilizar la economía de un país endeudado, sin reservas en el Banco Central, con 45% de pobres y sin credibilidad para solucionar los graves problemas creados al sostener un acuerdo inviable con el FMI.

El trabajo sucio (Massazo) llevado a cabo por el ministro, hunde nuevamente a los sectores medios y bajos de la Argentina y al electorado que él pretende convencer en las próximas elecciones de octubre: se parece más a un sabotaje, que a medidas racionales consecuencias de la pandemia, la guerra y la sequía que azotó al país en los últimos 4 años del triste mandato de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.

La derecha autoritaria, que parece gobernará en la Argentina a partir del 10 de diciembre de 2023, tiene el terreno liberado por Massa para implementar su plan de ajuste brutal del Estado y dolarización total de la economía conduciendo a buena parte de los ciudadanos a un dantezco shock para colonizar definitivamente a la tercera economía de América Latina.

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