Agencias
El líder supremo de Irán afirmó el lunes que si se demuestra que una serie de supuestas intoxicaciones en escuelas de niñas es deliberada, los responsables deben ser condenados a muerte por cometer un «crimen imperdonable».
Era la primera vez que el líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, que tiene la última palabra sobre todos los asuntos del estado, mencionaba públicamente los supuestos envenenamientos, que comenzaron a finales del año pasado y han enfermado a cientos de niñas.
Las autoridades iraníes no admitieron el fenómeno hasta hace unas pocas semanas y no han dado detalles sobre quién podría estar detrás de los ataques o qué productos, en su caso, se habrían utilizado. A diferencia de la vecina Afganistán, Irán no tiene un pasado de ataques de extremistas religiosos contra la educación de las mujeres.
«Si se demuestra el envenenamiento de estudiantes, los que estén detrás de este crimen deben ser condenados a pena capital y no habrá amnistía para ellos», dijo Jamenei, según la agencia de noticias estatal IRNA.
Las autoridades han reconocido supuestos ataques en más de 50 escuelas en 21 de las 30 provincias del país desde noviembre.
El ministro iraní del Interior, Ahmad Vahidi, dijo el fin de semana que los investigadores habían reunido «muestras sospechosas», sin dar más detalles. Pidió a la población que mantuviera la calma y acusó a enemigos no identificados de avivar el miedo para socavar a la república islámica.
Vahidi dijo que al menos 52 escuelas habían sufrido supuestos envenenamientos, mientras que medios iraníes han dado una cifra de más de 60 centros. Al menos una escuela masculina habría resultado afectada, según reportes.
Los videos de padres preocupados y niñas en salas de urgencias con vías intravenosas en los brazos han llenado los medios sociales.
Irán ha impuesto duras restricciones a los medios independientes desde el estallido de protestas en todo el país en septiembre, lo que complicaba determinar la naturaleza y el alcance de las supuestas intoxicaciones.
Las autoridades detuvieron al periodista afincado en Qom Ali Pourtabatabaei, que había informado de forma regular sobre los supuestos envenenamientos, según indicaron medios iraníes el lunes. El conservador diario Kayhan había pedido en un editorial la detención de editores de periódicos que publicaran artículos sobre la crisis críticos con la teocracia iraní.
Las protestas comenzaron por la muerte de una mujer que había sido detenida por la policía iraní de la moral, supuestamente por incumplir el estricto código de vestuario del país. Hay precedentes de ataques de conservadores religiosos iraníes contra mujeres que consideran no visten de forma modesta en público. Pero incluso en el apogeo de la Revolución Islámica iraní en 1979, las mujeres y niñas siguieron asistiendo a escuelas y universidades.
Las niñas afectadas han reportado dolores de cabeza, palpitaciones cardíacas, sensación de letargo o incapacidad para moverse. Algunas dijeron haber notado un olor a mandarinas, cloro o productos de limpieza.
Los reportes sugieren que al menos 400 escolares han enfermado desde noviembre. Vahidi, el ministro del Interior, dijo en su comunicado que dos niñas seguían hospitalizadas por problemas crónicos previos. No se han reportado muertes.
El domingo, cuando se reportaron más ataques, circularon videos en medios sociales en los que niñas se quejaban de dolor en las piernas y el abdomen y sensación de mareo. Los medios estatales lo han descrito en su mayoría como «reacciones histéricas».
La Organización Mundial de la Salud documentó un fenómeno similar en Afganistán entre 2009 y 2012, cuando cientos de niñas de todo el país denunciaron olores extraños e intoxicaciones. No se encontraron pruebas que respaldaran las sospechas, y la OMS dijo que parecía tratarse de «enfermedades psicógenas masivas».