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Las acciones del banco Credit Suisse se desplomaron un 30% en la mañana de este miércoles y tocaron un mínimo histórico tras la decisión de su principal inversor de no ampliar su participación accionaria y en medio de un clima de desconfianza generalizada en el sistema bancario internacional desatado por la quiebra del Silicon Valley Bank (SVB) y del Signature Bank. La caída en la bolsa del gigante suizo provocó temor en el mercado y terminó arrastrando a la baja a otros bancos europeos.

El desplome de este miércoles, según informaron medios internacionales, tuvo lugar después de que Amar Al Judairy, presidente del Banco Nacional Saudita y principal accionista de Credit Suisse, dijera en una entrevista televisiva que descarta invertir más dinero en el banco suizo.

“La respuesta es absolutamente no, por varias razones que son reglamentarias y estatutarias”, fueron las palabras con las que Al Judairy expresó su intención de no ampliar su participación accionaria. En caso de aumentar la participación actual del 9,8% a más del 10%, anticipó como advertencia, entrarían en vigor “una serie de nuevas reglas”.

Rápidamente, en un intento por llevar tranquilidad, el presidente de Credit Suisse, Axel Lehmann, aclaró que el banco no necesita ningún rescate gubernamental y que el mismo posee «un balance sólido”. En ese sentido, se mostró confiado en el proceso de reestructuración que comenzó la compañía meses atrás, que buscará focalizarse en la gestión patrimonial desvinculándose de su unidad de inversión.

Horas después del desplome del 30%, el banco logró frenar el ritmo de la caída y las acciones comenzaron a cotizar 14% a la baja. 

Impacto en otros bancos

Los comentarios de Al Judairy, dice una nota de analistas del Citigroup, resultan «insuficientes para explicar la magnitud de la caída de hoy”, que obedece también a la coyuntura global de los últimos días tras la caída de Silicon Valley Bank (SVB) y Signature Bank.

A su vez, el desplome de las acciones de Credit Suisse provocó temor en el mercado y arrastró a la baja a otros bancos europeos en la bolsa como en el caso del Société Générale (-12,5%), BNP Paribas (-11%), Commerzbank (-10%), UBS (-8,5%) y Deutsche Bank (-8,5%). Algunos de los papeles, incluidos los de la propia Credit Suisse, tuvieron su cotización paralizada debido a las fuertes pérdidas.

Según algunos expertos de la bolsa, un eventual colapso del banco suizo sería más grave que el del SVB al tener una hoja de balances mucho más grande y mayores interconexiones en el mundo.

El economista Noruiel Roubini, reconocido por anticipar la crisis de las hipotecas subprime, afirmó incluso que un colapso de Credit Suisse llevaría a una situación similar a la de la quiebra de Lehman Brothers en 2008, al ser “demasiado grande para fracasar y demasiado grande para ser salvado”.

A diferencia de SVB, el establecimiento suizo forma parte de los treinta bancos internacionales considerados «demasiado grandes» para que se les deje caer en bancarrota, lo cual le impone asimismo una reglamentación más estricta para resistir en caso de sacudidas fuertes. 

La situación del Credit Suisse

El Credit Suisse, fundado en 1856, es el segundo banco más grande de Suiza y uno de los principales de Europa. El mes pasado, sin embargo, informó una pérdida neta de US$ 7.917 millones en 2022, el peor resultado registrado por la entidad desde la crisis financiera de 2008.

El reporte anual, publicado este martes, reconoció además que se identificaron “debilidades materiales” en los controles internos de sus estados financieros y que su equipo de dirección está trabajando para “reforzar los marcos de riesgo y de control”.

En 2021, el banco perdió US$ 5.100 millones por su exposición al colapsado fondo de inversión Archegos Capital Management. Ese mismo año, las autoridades reguladoras suizas acusaron al banco de realizar declaraciones “parcialmente falsas y excesivamente optimistas” respecto a su exposición a la quebrada Greensil Capital, donde invirtió US$ 10.000 millones de sus clientes.

“Suisse Secrets”

En 2022, la investigación periodística “Suisse Secrets” accedió a una filtración en la que se descubrió que el banco albergó por décadas depósitos de clientes vinculados con tráfico de drogas, lavado de dinero, corrupción, tortura y otros crímenes, valiéndose de las leyes de secreto bancario que rigen en Suiza y la falta de controles del banco.

Todos estos escándalos llevaron a la entidad sufriera una fuerte hemorragia en sus depósitos que comenzó en el cuarto trimestre del último año por más de US$ 100.000 millones y que “se estabilizó, pero aún no se revirtió” desde entonces, según el reporte anual.