por Martín Espada
Los períodos históricos por los que atravesó la Humanidad han sido el fiel reflejo de la turbulenta realidad experimentada por los pueblos que en esas épocas existieron.
El año 2022 encuentra al mundo inmerso en una dimensión colonialista consolidada en varios bloques de poder distribuidos por el globo.
En el continente americano, el Hegemón del Norte ha colonizado la mayor parte del territorio por medio de de invasiones corporativas con instrumentos militares, económicos, financieros, comunicacionales y judiciales: de esta forma todas las dimensiones de la vida humana (alimentos, vivienda, trabajo, ocio, medicinas) han sido apropiados por las corporaciones del Norte en forma de dictadura al imponerse una forma de vida inhumana alejada del bienestar compatible con algún tipo de «vida digna».
La naturalización del sistema capitalista corporativo explotador como «vida normal» es la muestra de los nuevos mecanismos colonizadores aceptados por los gobiernos y las elites cómplices de los poderes invasores de los que reciben las migajas del saqueo al que someten a los territorios de las colonias.
El Norte blanco camuflado como modernidad y revolución 4.0 empobrece a las masas y aliena las subjetividades hasta hacerles creer que la existencia se reduce a las redes sociales, anestesiando la conciencia y desclasando a los trabajadores que en su búsqueda desesperada de mejoras, desprecia a sus propios pares con nuevas oleadas de racismo y xenofia entre hermanos de etnia.
El triunfo del coloniaje hace del continente americano virreinatos con gobiernos progresistas o conservadores, pero todos saqueados para bienestar de los reyes y una parte de los colonos que en EEUU y Europa parecen vivir sus últimos momentos de bienestar pasajero antes de una nueva guerra mundial de magnitudes desconocidas en su choque con el oriente.
Las condiciones materiales de existencia a las que han sometido a la mayor parte de los pueblos preanuncia nuevos conflictos multidimensionales intercivilizatorios desarrollando así un nuevo estado de zozobra e incertidumbre al «sistema colonial» mundial, vigente aún en el planeta Tierra.
530 años después del 12 de octubre de 1492 el sistema colonial se encuentra intacto y a punto de consolidar su inmanencia en niveles superiores de perversidad y destrucción, al borde de ponerle fin a la existencia de la especie humana.