Actualidad.RT

La «notable unidad» entre EE.UU., Ucrania y Europa, reflejada en los últimos meses en su respuesta común ante la operación militar de Rusia, estaría empezando a resquebrajarse debido a los diferentes objetivos que persiguen los miembros de la alianza, mientras se desarrolla un debate entre bastidores sobre qué hacer a continuación, informa The New York Times.

Mientras en EE.UU. se refieren a Rusia como «un estado paria» que debe ser aislado de la economía mundial —si bien hasta antes del operativo militar las relaciones comerciales bilaterales eran mínimas—, y busca debilitarla, «que sufra una derrota», y abogan por incrementar las presiones; «en Europa advierten sobre los peligros» de esta política, señala el diario.

«La fractura de la unidad es más visible en Europa. Hungría ha apoyado los primeros cinco paquetes de sanciones contra Moscú, pero se resiste al embargo del petróleo ruso, del que depende. Y los europeos ni siquiera están intentando, al menos por ahora, cortar sus importaciones de gas ruso», continúa.

Un «vecino inevitable»

Las divisiones también son palpables en lo referente a los objetivos militares. Los gobiernos de los países bálticos y de Polonia anhelan una derrota de Rusia, pero a «las naciones más grandes y ricas de la Unión Europea» —Francia, Italia y Alemania— «les preocupa la prolongación del conflicto ucraniano y temen un posible daño en sus propias economías».

Además, estos tres países son conscientes de que Rusia es un «vecino inevitable que no puede ser aislado para siempre», destaca The New York Times. Las diferencias salieron a la luz esta semana en el Foro Económico Mundial en Davos, cuando el exsecretario de Estado de EE.UU., Henry Kissinger, sugirió que Ucrania debería ceder partes de su territorio en un acuerdo negociado, añade el diario.

La postura de Ucrania

El presidente ucraniano, Vladímir Zelenski, y otros miembros del régimen de Kiev criticaron a Kissinger por esas declaraciones. Asimismo, Zelenski instó a Occidente desarrollar «el hábito permanente de tomar a Ucrania en cuenta», pese a la presión de «aquellos atrapados en el siglo XX».

Los diferentes objetivos hacen que «sea aún más difícil definir cómo sería la victoria» para Occidente y sus aliados, que «presagian un próximo debate sobre qué posición tomarán Zelenski y sus aliados si las negociaciones para poner fin al conflicto se ponen en marcha». Si el presidente ucraniano aceptara algunas concesiones, «¿levantarán EE.UU. y otros países muchas de sus aplastantes sanciones, o hacer eso enterraría sus esperanzas de romper las capacidades futuras de Rusia?», se pregunta el rotativo.