Jorge Rachid
El proceso de expansión del capitalismo siempre ha sido a través del coloniaje en sus diferentes formas de explotación, desde las guerras hasta el sometimiento económico ha recorrido las diferentes formas de dominación sobre los pueblos, intentando fortalecer su prevalencia sobre otros modelos de desarrollos económicos y sociales. Pero no debemos olvidar que el capitalismo se expresa en términos liberales de capitalismo liberal y en términos estatales de capitalismo de Estado, pero siempre basado en las construcciones macro económicas, antes que en los modelos antropocéntricos o biocéntricos, como los propugnados desde los movimientos populares de Latinoamérica, en especial el peronismo.
Entonces era una profecía auto cumplida que la salida de la crisis económica pos pandémica era un proceso de realineamiento geopolítico, de nuevos ejes de conflicto, de pugna por áreas de influencias y que la falta de resolución de alguno de esos caminos, llevaría a la guerra como resolución de posiciones extremas. Con pudor por ser auto referencial, en mi libro El mundo del día después…escrito durante el desarrollo de la guerra pandémica, que permitió períodos cortos de reflexión, se vio con claridad como un proceso de conmoción mundial cambiaba abruptamente los ejes de la política mundial, desnudando situaciones naturalizadas por el llamado «mundo occidental», que provocaron un daño inmenso sobre el ambiente y los seres humanos de difícil reparación, como es la desertización de la tierra, el agua dulce como elemento crítico, la tala indiscriminada de bosques nativos, la aparición de nuevas moléculas, como los virus, que se adaptan a los cambios de la naturaleza y a la desaparición de miles de especies de flora y fauna por el calentamiento global.
Ese proceso de enfrentamiento al virus trajo consecuencias dramáticas en el ámbito económico, que llevó a los países a enterrar las teorías ortodoxas neoliberales, recurriendo a herramientas habitualmente criticadas por los organismos internacionales de crédito, como la emisión de moneda, planes de subsidios a la población, pagos por desempleo y déficit fiscal macro económico creciente ante la necesidad de inversión en salud y vacunas. Ese deterioro de las economía y el fracaso ante la crisis de la cultura dominante neoliberal, se abrió un nuevo camino de discusión en el ámbito de la geopolítica, ante la pérdida de posiciones dominantes en especial de EEUU, en la guerra de las monedas y de mercados emergentes que van ocupando escenarios dominantes comercialmente en Oriente, lo cual determina un giro mundial de una visión hasta entonces atlántica de cinco siglos eurocéntrica, que va girando al Oriente.
Las guerras en desarrollo responden a esa lógica de falta de acuerdos, incumplimientos y desconocimiento de las posiciones asumidas en otros tiempos, como los acuerdos de Minsk sobre Ucrania, los de Oslo y los pedidos de la UN sobre Palestina desconocidos por Israel, los de París sobre el calentamiento, los de la OEIA agencia internacional de acuerdos nucleares, de los cuales se retiró EEUU por su enfrentamiento con Irán. Además los bombardeos sobre Yemen de Arabia Saudí, por orden de EEUU e Israel, en la peor crisis humanitaria del siglo XXl, según el llamado dramático del Secretario General de Naciones Unidas, la devastación de Siria que se intentó balcanizar en años de guerras llamadas civiles, protagonizadas por mercenarios del mundo reclutados por servicios de inteligencia de los países occidentales dominantes.
Las posiciones binarias en la mirada de los conflictos en nada ayudan a la comprensión, ya que al instalar la lógica del bueno/malo, reduce cualquier análisis que lleve a la comprensión de tiempo que estamos viviendo, llevando a tomar partido por la puja de intereses ajenos a los del pueblo argentino. Es bueno recordar que la posición histórica de Argentina y de la mayoría de los países latinoamericanos, excepto Brasil, fue la neutralidad en al grandes guerras del siglo XX, como tampoco fue involucrada la Argentina en las guerra localizadas de Corea y Vietnam, propiciando en forma permanente la paz en el mundo, como forma de bregar por una humanización de la política y democratización del poder de los pueblos. Ésta regla fue quebrada en nuestro país por la presidencia de Menem en la guerra del Golfo, llevando a la Patria a una situación vergonzosa de subordinación claudicante a las políticas dictadas por EEUU, que arrastran, empujando a muchos países del mundo a luchar por sus propios intereses, siempre lejos de su territorio, como sucedió en la 2° guerra mundial cuando dejó desangrar Europa antes de entrar en el conflicto, presentándose como vencedor después en el espacio simbólico.
Vemos entonces que no se trata de una sola mirada la que logra explicar los conflictos mundiales, sino una compleja trama histórica y de intereses que le dan contexto a cualquier situación, más aún de guerra donde están comprometidas la vidas de miles de seres humanos. Esa complejidad tienen siempre una visión ideológica, que no es partidaria sino del conjunto de ideas que tenemos los seres humanos de la forma de ver la vida, las cosas, las circunstancias y las personas, esa forma de pararse frente a la realidad, constituye la identidad y la memoria personal, que siempre es social en su conformación ya que es una construcción que se da desde la oralidad familiar a la niñez socialmente compartida, en donde se va asumiendo una línea de construcción del pensamiento, impregnado por ese conjunto de elementos que constituyen la personalidad individual y social del pueblo.
Por esa razón cuando se dice con ligereza: «esa es una acción política», ante cualquier hecho e interpretación que se produzca en lo cotidiano, se está en términos peyorativos de la anti política, describiendo una situación normal del pensamiento, ya que todo lo que acciona el ser humano es político, desde la simple elección de compras hasta la interpretación de la realidad. Intentar amordazar el pensamiento crítico en cualquier campo de acción, es un intento fallido ya que la sola presencia humana ante cualquier acontecimiento, genera una construcción del pensamiento que describe su percepción, más aún frente a cualquier guerra en donde lo único seguro es que muere, además de miles de seres humanos, la verdad, con un saldo de dolor social inmenso.
Entonces la toma de posiciones livianas frente a situaciones dramáticas que alteran la vida de los pueblos, agitados además por Medios Dominantes que han sido cooptados por los dueños del capital concentrado, en especial los llamados Fondos Buitres, es un acto político de interpretación para lo cual se debería contar con la totalidad de la información, que intenta ser censurada por el poder Imperial.
La colonización cultural neoliberal, se ha extendido a lo financiero y económico para finalmente lograr estructurar un Estado colonizado al servicio del capital privado, antes que de asumir su responsabilidad primaria que es la defensa de los intereses de las mayorías populares, superando las asimetrías generadas por la exclusión social permanente en cinco décadas de cesión de derechos, con excepción de los doce años de peronismo que lograron ampliar derechos sociales, pero no permitieron cambiar la matriz institucional de una Argentina sometida y fragmentada, en especial por una Constitución nacional de 1994, que llevó al abandono de las políticas federales, reemplazados por acuerdos provinciales que pueden ser aceptados o no por los gobernantes, para que sus pueblos accedan a sus derechos primarios como educación, salud, vivienda y seguridad social.
Este escenario no nace de un repollo, sino de un diseño estratégico del poder Imperial de EEUU, que a través del Banco Mundial impone políticas determinadas al mercantilismo en los servicios públicos y en los derechos básicos garantizados por el Estado como salud y educación, como también las imposiciones del FMI en las áreas económicas destinadas a lograr la sumisión de los países. Ese esquema de dominación está estallando en el mundo, como el sistema capitalista financiero que ha llevado a nivel internacional a una situación límite a la Humanidad como quedó al desnudo en la Pandemia.
Éste es el combo de acontecimientos que llevan a que la Humanidad esté en vilo por la tragedia pandémica, que aún no terminó y por una guerra que es presentada por los medios dominantes y junto a la sobreactuación de quienes la provocaron, como una confrontación entre el bien y el mal, como si las demás guerras en curso fuesen piadosas y en nombre de «la democracia y la libertad». Tal es la hipocresía del mundo y también de una oposición política en nuestro país tan cipaya, lacaya y servil a los intereses de la anti Patria, que olvidando Malvinas, la base militar ofensiva de la OTAN en el Atlántico Sur y la pérdida de Soberanía que dejaron con deuda, no dudan en utilizar cualquier argumento para destituir al Gobierno popular desde la guerra de Ucrania al acuerdo con el FMI, todo es igual en el Cambalache discepoleano de CAMBIEMOS.
BIBLIOTECA
Hobsbawm, Eric: Revolucionarios Ed. CEGAL España
Rodó, José Enrique: Ariel Ed. CEGAL
Juan D. Perón : América Latina ahora o nunca Instituto J.D.Perón