Estados Unidos vive una fuerte crisis económica, y el aumento de los precios de energía que se registran en el mundo – producto de la situación Rusia-Ucrania – se evidencia en una inflación de 7,9%; la cifra más alta en el país en los últimos 40 años.

Las cifras fueron publicadas este jueves por la Oficina de Estadísticas Laborales.

El número registrado, se encuentra por encima de la tasa publicada en enero, que ya había sido considerada por una cifra récord, por lo que desata los peores pronósticos de cara a marzo, donde se prevé que se evidencie los impactos de la situación que se registra en Europa, tras las operaciones militares especiales de Rusia sobre Ucrania, y las sanciones impuestas por Occidente en materia energética sobre Moscú.

Cabe recordar que Rusia es uno de los mayores exportadores del mundo.

Los precios de la energía (que incluyen gasolina, crudo, electricidad y gas natural) se dispararon en febrero un 25,6 % en EE.UU., liderados por el precio del crudo, con un aumento del 43,6 % interanual, mientras que la gasolina subió un 38 %, citan agencias.

El precio del gas aumentó en febrero un 23,8 % interanual, y el de la electricidad, un 9 %.

De igual forma, las cifras publicadas este jueves solo incluye la última semana de febrero, que es el inicio de las operaciones militares, no obstante, la gasolina y el crudo se encuentran marcando récord y se espera una tasa de inflación mucho más alta este mes.

Se prevé que la situación entre ambas naciones de Europa afecte también los precios del trigo, debido a que, tanto Moscú como Kiev, son importadores.

Los precios de los alimentos, subieron un 7,9 %, especialmente los relativos a compras en el supermercado, que aumentaron un 8,6 %, mientras que los de la comida en restaurantes subieron un 6,8 %.

En cuanto a los vehículos nuevos, los precios subieron un 12,4 % internaual; y los de los vehículos de segunda mano, un 41,2 %.

Para poder solventar la situación y buscar una solución, la Reserva Federal realizará una reunión y ya adelantaron que anunciarán una subida de los tipos de interés, cita la agencia de noticias española.

Impuesto al combustible

Los gobernadores demócratas de Colorado, Michigan, Minnesota, Nuevo México, Pensilvania y Wisconsin enviaron una carta conjunta a los líderes del Congreso instándolos a apoyar la legislación que suspende el impuesto a la gasolina de 18,4 centavos por galón del gobierno federal hasta 2022.

Las propuestas de una «exención del impuesto a la gasolina» para contrarrestar la inflación se habían estado moviendo lentamente en el Congreso y los capitolios estatales antes de la operación militar de Rusia en Ucrania, pero han ganado impulso esta semana en medio del aumento de los precios del combustible, refiere AP.

A la legislación se oponen grupos que abogan por la financiación de carreteras y puentes. Temen que una suspensión de impuestos sentaría un mal precedente y se volvería políticamente difícil de restaurar, si se presenta a los políticos como partidarios de un aumento de impuestos cuando se reinicie, destaca AP.

Pero los defensores del transporte dicen que debido a otros factores que afectan los precios de la gasolina, es posible que la cantidad total de los recortes de impuestos no se refleje en la bomba, es decir, al consumidor final.

Según un informe de 2020 de la Asociación Estadounidense de Constructores de Transporte y Carreteras que analizó 113 cambios estatales en los impuestos a la gasolina promulgados durante varios años.

Aunque los precios promedio de la gasolina se encuentran en niveles récord, aún no son los más altos que los estadounidenses han pagado cuando se ajustan a la inflación. El récord anterior de $4,10 por galón en julio de 2008 equivaldría a unos $5,24 en dólares de hoy.

Las propuestas para suspender los impuestos a la gasolina se basan en la suposición de que los ahorros se trasladarían a los consumidores.

La pérdida de ingresos por impuestos a la gasolina se compensaría dirigiendo $ 500 millones de ayuda federal de alivio de Covid-19 a la policía estatal y emitiendo $ 650 millones en bonos para garantizar que los proyectos de infraestructura permanezcan financiados.