Agencias

Este domingo la izquierda hizo historia en la norteña provincia argentina de Jujuy. Con 100 mil votos, Alejandro Vilca se convierte en el primer diputado obrero de la provincia. El trabajador de la recolección de residuos, de origen coya, desafió a los partidos tradicionales junto a Natalia Morales y Gastón Remy, dirigentes del Partido de Trabajadores Socialistas (PTS) dentro del Frente de Izquierda y de los Trabajadores – Unidad (FITU).

El oficialista Cambia Jujuy quedó primero pero no alcanzó el 50% de los votos ni duplicó a las otras listas. Con el 99% de los votos escrutados el Frente de Izquierda queda en tercer lugar con el 25,08% de los votos y a solo 3.000 votos del peronismo local.

El FITU salió segundo en importantes distritos como Palpalá y ganó ciudades como Humahuaca.

Las palabras de Alejandro Vilca fueron retransmitidos desde el bunker del FITU en Buenos Aires. «Desde Jujuy vamos a aportar a esta bancada del Frente de Izquierda Unidad. Ya con el 97% escrutado, estamos ingresando, pero no nos podemos confiar en este régimen que defiende los intereses de las tabacaleras, las azucareras y los dueños de la provincia. Hemos demostrado que podemos hacer campaña desde abajo, como una fuerza política de los trabajadores. Queremos agradecer a toda la militancia».

¿Quién es Alejandro Vilca?

“No somos políticos profesionales, somos trabajadores que hacemos política”, dice Vilca y eso define lo qué es y la clase social que representa. Por primera vez en la historia, es electo en Jujuy un diputado que es obrero, recolector de residuos, coya y militante de izquierda. Recorramos su historia.

Alejandro nació en el seno de una familia humilde y junto a sus cuatro hermanos fue criado por su mamá, Luisa Salas, trabajador de toda la vida que forjó su carácter combativo y solidario. Como buena parte de la población de su provincia, es coya.

Corrían los años 90, cuando Alejandro era estudiante secundario y ya participaba en las marchas de los trabajadores estatales apoyando sus reclamos y se organizaba junto a sus compañeros y compañeras de curso para poner en pie el Centro de Estudiantes.

Al terminar los estudios, Alejandro obtuvo una beca para estudiar Arquitectura la universidad nacional de San Juan. Allí participó de la lucha contra la reforma educativa del gobierno de Carlos Menem, y dio sus primeros pasos en la militancia de izquierda, al ingresar a “En Clave Roja”, la agrupación estudiantil impulsada por el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS).

A los años, tuvo que volver a su Jujuy natal y se convirtió en uno de los fundadores de PTS en esa provincia. “A mí el marxismo me cambió la vida”, recuerda de esos años.

Ni bien volvió hizo de todo. Fue mozo, albañil, heladero, operario de una fábrica de plásticos, vendedor de seguros y dibujante para un arquitecto hasta que en el 2001, se convirtió en un trabajador estatal precarizado.

Fue parte de la Coordinadora Provincial de Trabajadores en Negro, que agrupaba y unificaba a empleados precarizados de la Salud, la Educación, y otras reparticiones estatales. Producto de eso, Alejandro se convirtió en obrero de la recolección de residuos en el popular Barrio Alto Comedero. Desde allí, pasó los últimos años luchando por los derechos de los trabajadores más explotados, como en la industria tabacalera, azucarera y los rurales, como así también por los derechos de los pueblos originarios, las mujeres y contra la destrucción ambiental.

Así, se convirtió en una referencia indiscutida de combatividad y lucha obrera. Esa referencia, más las ideas de la izquierda, hicieron que en 2017 fuera electo diputado provincial.

La bancada de Alejandro, al igual que la de sus compañeros de fuerza, es una bancada que está al servicio de la lucha de la Jujuy obrera, coya y pobre, que ahora se traslada al Congreso Nacional para hacer historia.

En este mismo sentido, la derecha ‘Juntos por el Cambio’ salió al igual que en las PASO con una victoria política, y un triunfo en la gran mayoría de las provincias, comenzando por las cuatro más importantes: Buenos Aires, CABA, Santa Fe y Córdoba.

Al igual que lo sucedido en septiembre, su triunfo es esencialmente una consolidación de su espacio y base social, con un aumento en votos en noviembre, pero ningún crecimiento cualitativo. Sus números ascienden al 42% de los votos nacionales y a 9.600.000, ayudados para eso por un fuerte apoyo de grandes grupos mediáticos que le dieron aire estos dos meses de campaña. A este espacio, le cuesta avanzar más allá de estos números, porque una mayoría de la población los repudia y tiene muy cercana en sus recuerdos, el desastre macrista en sus cuatro años de gobierno.

Por otro lado, el oficialismo representado en ‘El Frente de Todos’0, a fuerza de destinar recursos y a diferencia de las PASO poner más en actividad a su aparato y a los sectores sociales que integran su frente, logró achicar la diferencia en la estratégica provincia de Buenos Aires, dónde si bien volvió a perder, quedó solo a dos puntos de Juntos por el Cambio. Ese hecho y el seguir siendo la primer minoría en diputados (117 y Massa de presidente a 116 de Juntos por el Cambio) son las únicas cosas que le impidieron tener una noche todavía peor.