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Vladímir Putin afirmó este jueves que el sistema capitalista se enfrenta a problemas que amenazan con nuevas crisis políticas y sociales.

«Las contradicciones socioeconómicas se han agravado hasta el punto de que en el pasado hubo conmociones a escala mundial: guerras mundiales, cataclismos sociales sangrientos», dijo el presidente ruso durante el foro del club Valdái en Sochi.

«Todo el mundo dice que el modelo de capitalismo existente —que hoy es la base de la estructura social en la inmensa mayoría de los países— se ha agotado. Dentro de su marco, ya no hay forma de salir de una maraña de contradicciones cada vez más enredadas», continuó Putin.

«La distribución desigual de los bienes materiales conduce a una creciente desigualdad, especialmente a una desigualdad de oportunidades tanto dentro de las sociedades como a nivel internacional», dijo y agregó: «Todos estos problemas, naturalmente, nos amenazan con divisiones sustanciales y profundas. (…) Los países rezagados se dan cuenta de todo esto y están perdiendo la fe en la perspectiva de ponerse al día con los países líderes».

«La decepción estimula la agresión, empuja a la gente a las filas de los extremistas», resaltó Putin. Otra posible forma de respuesta a esa decepción es la migración incontrolada, que provoca el descontento en los países ricos, señaló.

En cuanto a las causas de la frustración social, el mandatario ruso sostuvo que la pandemia de covid-19 ha sido «solo un pretexto». «Las causas del descontento social son mucho más profundas», indicó.

«Los intereses egoístas han prevalecido»

Hablando sobre los problemas en las relaciones internacionales, Putin resaltó la falta de cooperación y eficiencia de los mecanismos supraestatales, algo que, considera, se ha evidenciado durante la pandemia de covid-19.

«Todos los Estados declaran de palabra su adhesión a los ideales de cooperación, su disposición a trabajar juntos para resolver problemas, pero, lamentablemente, solo de palabra. En realidad, está sucediendo lo contrario. (…) Los intereses egoístas han prevalecido por completo sobre el concepto de bien común», afirmó el mandatario, que llamó a aceptar la arquitectura mundial multipolar.

«Las instituciones de gobernanza mundial no siempre funcionan con eficacia. (…) El cambio de equilibrio de poder presupone una redistribución de acciones a favor de aquellos países en desarrollo y en crecimiento que hasta ahora se sentían excluidos. Para decirlo sin rodeos, el dominio de Occidente en los asuntos mundiales, que comenzó hace varios siglos y se convirtió en casi absoluto durante un corto período a finales del siglo XX, está dando paso a un sistema mucho más diverso», dijo.

Según el presidente, una transición pacífica a este tipo de sistema es difícil, pero posible: «La historia política, quizás, aún no conoce ejemplos de cómo se habría establecido un orden mundial estable sin una gran guerra y no sobre la base de sus resultados, como sucedió después de la Segunda Guerra Mundial. Así que tenemos la oportunidad de crear un precedente favorable».