Sergio Pintado-Sputnik

El acuerdo entre Argentina y Brasil para reducir el Arancel Externo Común del Mercosur en un 10% no es tanto una disputa entre ambas potencias sino una derrota de los sectores más liberales del Gobierno brasileño y en especial su ministro de Economía, Paulo Guedes, dijo a Sputnik el analista internacional Camilo López.El acuerdo, anunciado por los cancilleres de ambos países, el argentino Santiago Cafiero, y el brasileño Carlos França, permitirá reducir un 10% el arancel que deben pagar artículos de países externos al ingresar al bloque. Los cancilleres indicaron que la rebaja aplicará a la gran mayoría de los productos, aunque se mantendrá la protección a algunos sectores como el automotriz, el textil y el calzado.

Si bien bajar el arancel común era uno de los reclamos de quienes pretendían una mayor liberalización del bloque, medios brasileños como Folha de Sao Paulo consignaron la brecha entre el 10% finalmente acordado y la pretensión inicial del ministro de Economía Guedes, que defendía alcanzar una rebaja de cerca del 50%. Para López, investigador uruguayo en Ciencia Política y Relaciones Internacionales, para comprender el significado político detrás de la medida es preciso considerar «la dimensión política doméstica brasileña».»Claramente lo que se nota aquí es que en la puja que existe sobre la política exterior brasileña prevalece la visión de la Cancillería», remarcó el analista.En ese sentido, López advirtió que en esa «puja» entre Cancillería y el Ministerio de Economía hay «sectores a la interna de los países que obtienen un beneficio». Así, apuntó, los intereses de los industriales brasileños, afines a no rebajar los aranceles, parecen haber pesado más que la voluntad del agronegocio de Brasil, impulsor de una mayor liberalización.López señaló que los intereses de esos industriales de Brasil, a su vez, coinciden con los industriales argentinos y acaban configurando «incentivos para concertar» entre Brasilia y Buenos Aires.

¿Por qué acuerdan Argentina y Brasil?

A pesar de las diferencias políticas entre las administraciones de Alberto Fernández y Jair Bolsonaro, para López la clave de los acercamientos entre sus países radica en la importancia vital que ese vínculo tiene para Sudamérica en tiempos de cambios en el plano internacional.»En la historia, la integración regional sudamericana funciona si Argentina y Brasil se ponen de acuerdo. Y ese acuerdo a veces tienen que ver con cómo se posicionan frente a actores externos o situaciones críticas o desafiantes a nivel doméstico», explicó.En ese sentido, el analista subrayó que el Gobierno de Bolsonaro está a punto de ingresar en un «ciclo electoral» previo a los comicios de 2022. El Gobierno argentino, en tanto, está en pleno reordenamiento de sus equilibrios internos luego del cambio de gabinete dispuesto por Fernández tras los malos resultados en las internas legislativas de agosto.Pero además, indicó el investigador, las dos potencias sudamericanas se acercan en un contexto de mayor «proyección de Estados Unidos y China sobre la región«, un contexto en el que «hay incentivos para tener algún tipo de acción colectiva».

Para el politólogo uruguayo, el consenso entre Brasilia y Buenos Aires para reducir los aranceles solo en un 10% termina siendo una mala noticia para los intereses chinos, en tanto puede considerarse «una señal de primacía» de los intereses defendidos por el canciller. «Mi sensación es que las negociaciones con terceros estados parecerían no estar muy claros en el menú», apuntó.López contrastó esa postura con el camino de mayor flexibilización del Mercosur que defendía el Gobierno de Uruguay, que en septiembre anunció la voluntad de China de avanzar en un acuerdo comercial que pudiera, en el futuro, ampliarse a todo el bloque regional. Según el analista, el Gobierno uruguayo respaldó su postura en un análisis que se basó demasiado en la postura de Guedes y «no atendió la interna brasileña para saber que lo que decía Economía no era la voz cantante» de Brasil.