Ángel Munárriz amunarriz@infolibre.es @angel_munarriz
La pandemia ha provocado un «incremento inédito y veloz» de la tasa de privación material severa, que pasa del 4,7% al 7% en un año. Se trata de un indicador que detecta carencias en el acceso al consumos básicos para una vida digna. No se habla aquí de lujos, sino de un mínimo de calidad de vida. Así están las cosas.
Ahora 1,1 millones de personas se han sumado a la lista de quienes no pueden afrontar cuatro o más ítems de consumo básico de un total de nueve utilizados para las estadísticas homologables en la UE. Ya son 3,3 millones. Hay datos de récord. El porcentaje de quienes se retrasan en pagos relacionados con la vivienda o de compras a plazos salta del 8,3% al 13,5% y toca su techo desde el arranque de la serie, en 2008. También está su máximo el porcentaje de quienes no pueden permitirse una comida de carne, pollo o pescado cada dos días (5,4%). El salto de los que no pueden mantener su casa a temperatura adecuada es del 7,6% al 10,9%, el segundo dato más alto de la serie después de 2014. Y no todo es por el covid-19. Cuando llegó el virus 600.000 personas aún no habían recuperado los mínimos de calidad de vida anteriores a la Gran Recesión. Llueve sobre mojado. El porcentaje de quienes tienen «mucha dificultad» para llegar a fin de mes registra su mayor subida interanual.
Todo ello lo pone de relieve el informe El Estado de la pobreza. Seguimiento del indicador de pobreza y exclusión social en España. 2008-2020, de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, que aglutina más de 8.000 entidades sociales sólo en España y es un referente en el diagnóstico de los problemas sociales en el país [ver aquí el resumen ejecutivo y aquí el estudio completo]
Problemas para lo básico
Los datos de carencia material y de falta de acceso a los consumos básicos, recogidos entre septiembre y diciembre de 2020, muestran la dureza del golpe de la pandemia. La privación «se intensifica extraordinariamente para todos los ítems de consumo estudiados, para todos los segmentos de población analizados y en la inmensa mayoría de las comunidades», en concreto 15 de 17, todas menos Castilla-La Mancha y Aragón. «Todo ello se traduce en un incremento inédito y veloz en la tasa de privación material severa, que pasa del 4,7% al 7%», destrozando cinco años de recuperación en este indicador, agrega el informe.
Evolución de la Privación Material Severa.
El incremento de 2020 provoca que 1,1 millones de personas se agreguen a la privación material severa, que afecta afecta ya a 3,3 millones, entre ellos casi uno de cada diez niños y adolescentes, una de cada siete personas en familias monoparentales y uno de cada cuatro extranjeros de fuera de la UE.
Pero, ¿qué define la privación material severa? Se consideran afectados por la misma quienes viven en hogares que no pueden afrontar cuatro o más ítems de consumo básico de un total de nueve: 1) No pueden permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días. 2) No pueden permitirse mantener la vivienda con una temperatura adecuada. 3) No tienen capacidad para afrontar gastos imprevistos. 4) Han tenido retrasos en el pago de gastos relacionados con la vivienda principal (hipoteca o alquiler, recibos de gas, comunidad) o en compras a plazos en los últimos 12 meses. 5) No pueden permitirse ir de vacaciones ni una semana al año. 6, 7, 8 y 9) No pueden permitirse disponer de un teléfono, un televisor, una lavadora, un automóvil. Es un indicador de «vulnerabilidad grave», así considerado en el conjunto de la Unión Europea, donde se utiliza para hacer comparaciones. La privación material severa adquiere ahora valor «extraordinario» como medidor porque «permite registrar el brutal efecto de la pandemia», señala el informe.
Destaca el nuevo porcentaje de personas con retrasos en pagos relacionados con la vivienda o a plazos. Pasa en un año del 8,3% al 13,5%, el más elevado de toda la serie histórica, que arranca en 2008. La subida es más de 5 puntos. También sobresalen las subidas de quienes no pueden permitirse una comida de carne, pollo o pescado cada dos días, del 3,8% al 5,4%. También es el punto más alto de la serie. Quienes no pueden mantener su casa a temperatura adecuada pasan del 7,6% al 10,9%, el segundo dato más alto después de 2014. Este porcentaje ha pasado desde 2008 del 5,9% al 10,9%.
Porcentaje de personas con retrasos en pagos relacionados con la vivienda o en compras a plazos y porcentaje de personas que no pueden mantener la vivienda a temperatura adecuada.
¿Iba todo como la seda antes del covid? No. En 2019, después de cinco años de recuperación macroeconómica, la tasa de privación material severa estaba todavía por encima de 2008. Se trata de 1,1 puntos porcentuales más, es decir, 600.000 personas que nunca recuperaron su «calidad de vida previa a la crisis», según el informe, elaborado a partir de fuentes oficiales, fundamentalmente del Instituto Nacional de Estadística (INE). Ahora, sin haberse repuesto del golpe de la Gran Recesión, afrontan la pandemia.
Problemas para llegar a fin de mes
El 45,2% de la población española tiene «alguna clase de dificultad para llegar a fin de mes», incluyendo el impacto de la pandemia. La cifra supone una reducción de 4,1 puntos porcentuales con respecto a 2019. Pero esconde un problema, que sólo se ve al afinar la vista.
La reducción se debe a la mejora del porcentaje de las personas que manifiestan grados de dificultad bajos e intermedios. Por el contrario, las personas que llegan a fin de mes “con mucha dificultad” han aumentado desde el 7,8% hasta el 10%, el mayor crecimiento interanual de la serie.
Dificultad para llegar a fin de mes.
Brecha territorial y social
El informe, en este caso con datos pre-covid, detecta 12,5 millones de personas en riesgo de pobreza o exclusión, es decir, el 26,4% de la población española. Juan Carlos Llano Ortiz, director del estudio, llama a la prudencia sobre los datos futuros, dado que, a su juicio, la respuesta con fuerte gasto público ha sido más acertada que la austeridad con la Gran Recesión.
Lo que resulta indudable es que existe una fuerte desigualdad territorial. El mapa que presenta la Red muestra una España partida en dos mitades, en la que grosso modo las comunidades del norte tienen tasas bajas en los indicadores de pobreza y exclusión y, en su mayoría, homologables con los países más desarrollados de la UE, mientras las del sur suspenden claramente.
«El territorio es una significativa fuente de desigualdad. […] Las diferencias entre regiones son más que evidentes y pueden llegar a suponer […] más de 26 puntos en la tasa Arope [riesgo de pobreza y exclusión], lo que evidencia que la cohesión territorial debería ser un importante objetivo político», señala el informe.
Desigualdad norte-sur en cuanto a la tasa Arope (At-Risk-Of Poverty and Exclusion, es decir, en riesgo de pobreza y exclusión).
La Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social detecta además un cambio a peor, desde 2008 y sin llegar a tener datos de pandemia, en la relación de los ingresos del 20% que más cobra con respecto al 20% que menos (S80/S20) y del 10% que más cobra con respecto al 10% que menos. Ambas brechas se abren, más aún entre el 10% de arriba y el 10% de abajo.
Relación de los ingresos del 20% que más cobra con respecto al 20% que menos (S80/S20) y del 10% que más cobra con respecto al 10% que menos (S90/S10).