Agencias
Una ola de frío intenso se abate sobre los indigentes en Brasil, cuyas autoridades, activistas y líderes religiosos hacen lo que pueden para paliar su sufrimiento en las calles.
«Anoche el frío era tal que usamos un encendedor para calentarnos las manos, pero no hizo nada. Ayer sufrimos», dijo el jueves Maria Madalena Dutra mientras tiritaba sobre unas mantas en una carpa improvisada en una calle en Sao Paulo. «La temperatura no es el único problema. La cosa se pone peor cuando hace frío, viento y lluvia al mismo tiempo».
Dutra, de 36 años, perdió su trabajo de empleada doméstica durante la pandemia y dijo que no encontró un refugio con vacantes.
Las temperaturas en algunas zonas del sur han caído bajo cero y decenas de ciudades han visto nevadas y lluvias gélidas. El fenómeno es particularmente preocupante en vista de que la pandemia ha exacerbado la indigencia al afectar el empleo y el gobierno federal disminuyó las prestaciones que sirvieron de socorro en 2020.
El gobierno del estado de Sao Paulo, el más populoso del país, donó 7.500 frazadas y 1.000 sacos de dormir a las organizaciones que ayudan a los indigentes. Las autoridades transformaron una estación del metro en un refugio donde 400 personas reciben un plato de sopa.
La metrópoli más grande del país registró el viernes su temperatura más baja en cinco años: 4,4 grados centígrados, según el instituto meteorológico nacional.
El padre Julio Lancellotti, un conocido cura católico, publicó una foto en redes sociales de una decena de personas tendidas sobre mantas en el piso de su iglesia parroquial. El jueves las trasladaron a un refugio municipal.
Se pronostica que las temperaturas bajas persistirán durante el fin de semana y después empezarán a subir. Las zonas de mayor altura en el sur podrían sufrir temperaturas de hasta 10 grados centígrados bajo cero, agravadas por el viento.
Los gobiernos estatales han instalado en gimnasios camas donada. El estado de Paraná distribuyó decenas de miles de frazadas e instaló refugios temporarios. El gobierno de Río Grande do Sul, el más austral del país, realizó el viernes una campaña de recolección y repartición de frazadas.
Christian Braga, fundador de la ONG Grupo de Actitud Social que distribuye alimentos y alimentos a los indigentes en Sao Paulo, calcula que la cantidad de gente sin techo ha aumentado al doble este año debido a la pandemia. Empezó a recolectar frazadas en 2016, cuando cuatro personas murieron de frío.
«Parece una paradoja, que gente muera de frío en una ciudad tropical de una nación tropical como Brasil», dijo. «Demuestra que hemos fracasado como sociedad al reunir los esfuerzos para resolver los problemas».