Página 12

«Los talibanes ganaron», aseguró el ahora exmandatario de Afganistán, Ashraf Ghani, horas después de escapar de la capital. Tras su salida se puso en marcha un consejo de transición para luego entregar el poder a los talibanes.

Los talibanes ingresaron al palacio presidencial en Kabul tras la salida del país del presidente Ashraf Ghani. El exmandatario aseguró que huyó de la capital de Afganistán «para evitar un baño de sangre», según informó la agencia AFP. El propio Ghani admitió en un mensaje en Facebook que «los talibanes ganaron», después de que los insurgentes entraran en Kabul, al término de una ofensiva fulgurante. «Ahora son responsables del honor, de la posesión y de la autopreservación de su país» agregó el ahora expresidente.

«Se fue de Afganistán en momentos difíciles. Que Dios lo haga responsable», dijo Abdullah Abdullah, excanciller y actual presidente del Alto Consejo para la Reconciliación Nacional, en un video que subió a su cuenta de Facebook para confirmar la huida de Ghani.

Un portavoz informó a la cadena Al Jazeera que los talibanes ofrecerán una amnistía a quienes trabajaron con el gobierno y el ejército. En ese contexto, tras la salida de Ghani el poder se traspasó a un consejo de transición, integrado en particular por el jefe del Alto Consejo para la Reconciliación Nacional en Afganistán, Abdullah Abdulla y el expresidente Hamid Karzai, que más tarde entregará el poder a los talibanes. Los talibanes afirmaron que no habrá un gobierno de transición en Afganistán, sino «un traspaso completo» del poder.

Por su parte, el gobierno de Estados Unidos comenzó a evacuar a sus diplomáticos de la embajada de Kabul después de que la capital afgana fuera rodeada por el movimiento islamista talibán que recuperó el control de 26 ciudades y negocia con el actual Gobierno una «transición pacífica» del poder. Canadá, Italia, Francia y Alemania también informaron que empezaron a evacuar a sus ciudadanos.

El operativo en la embajada de Estados Unidos

El secretario de Estado, Antony Blinken afirmó que están trabajando «para asegurarnos de que nuestro personal esté seguro y a salvo». El funcionario declaró a la cadena ABC: «Estamos transfiriendo a los hombres y mujeres de nuestra embajada al aeropuerto. Por esa razón es que el presidente envió fuerzas armadas».

Blinken evitó confirmar si el Gobierno cerrará su embajada en Kabul. «Esto no es Saigón -responndió, haciendo referencia a la Guerra de Vietnam-. Entramos en Afganistán hace 20 años con una misión y esa misión era hacer frente a los que nos atacaron el 11/S. Esa misión fue exitosa».

De acuerdo a medios estadounidenses, el Ejército trasladó en helicóptero a diplomáticos de la embajada, donde quedará un pequeño contingente la mayor cantidad de tiempo posible según las condiciones de seguridad, informaron CNN y The Washington Post.

Ambos medios de comunicación citaron a funcionarios que pidieron permanecer anónimos por no estar autorizados a discutir las decisiones vinculadas a la seguridad de los diplomáticos.

La evacuación de parte del personal de la embajada de Estados Unidos en Kabul al aeropuerto de la capital afgana era uno de los planes de contingencia que evaluaba Washington desde que los talibanes comenzaron su avance militar, en mayo.

La ofensiva coincide con la retirada de las fuerzas extranjeras del territorio, lo que permitió a los talibanes controlar las capitales de 26 de las 34 provincias de Afganistán. En el caso de Estados Unidos, tenía previsto terminar de retirar sus tropas el próximo 31 de agosto.

El envío de 5 mil soldados estadounidenses

El presidente estadounidense, Joe Biden, ordenó el envío de 5 mil soldados para colaborar con las tareas de evacuación de los diplomáticos y de afganos que trabajan en conjunto con las fuerzas extranjeras. El Pentágono estima que alrededor de 30 mil personas deberán ser evacuadas.

Biden amenazó a los talibanes con una respuesta «rápida y fuerte» en caso de un supuesto ataque contra conciudadanos durante la evacuación, pero también mantuvo firme su decisión de terminar la guerra que ya lleva 20 años, convirtiéndose en una de las más extensas que libró el país junto con la Guerra de Vietnam.

Los talibanes gobernaron Afganistán entre 1996 y 2001, año en que fueron derrocados por una coalición liderada por Estados Unidos y la OTAN en el marco de la «guerra al terrorismo» islámico lanzada por Washington luego de los ataques del 11 de septiembre que fueron reivindicados por el entonces jefe de Al Qaeda, Osama Bin Laden.