247 – El ministro de Economía, Paulo Guedes, defendió el jueves (17) dar la comida sobrante a los pobres – «personas debilitadas, mendigos, personas indefensas», como una política para combatir el hambre en Brasil.
Durante su participación en un evento patrocinado por la Asociación Brasileña de Supermercados (Abras), Guedes dijo que los residuos de la cadena de producción deben ser mejor aprovechados para acabar con el hambre en el país.
«El plato de ‘una clase media’ europea es pequeño, en el nuestro, hay un enorme excedente. Tenemos que pensar en cómo utilizar este exceso en el día a día. Eso es suficiente para alimentar a las personas frágiles, a los mendigos, a los indigentes. Es mucho mejor que dejar que se estropee», dijo el ministro.
«Cómo utilizar ese exceso que hay en los restaurantes y esa vinculación con las políticas sociales, eso hay que hacerlo. Toda esa comida que no se utiliza durante ese día en el restaurante, se destina a alimentar a personas frágiles, mendigos, indigentes. Es mucho mejor que dejar que toda esta comida se estropee», completó Paulo Guedes.
La ministra de Agricultura, Tereza Cristina, que también asistió al acto, hizo coro defendiendo la compra de alimentos fuera de la validez.
Vea el discurso de Paulo Guedes:
No basta con imponer el hambre a millones de brasileños. No basta con subir el precio de la carne, el gas de cocina y liberar los alimentos estropeados. Hay que burlarse de la privación y humillar con la intención de abastecer con restos de comida. El neoliberalismo es la eterna barbarie. pic.twitter.com/mS4q18Np1L
- Tiago Barbosa (@tiagobarbosa_) 17 de junio de 2021
El hambre alcanzó a 19 millones de brasileños durante la pandemia, según una encuesta
Un total de 19 millones de brasileños pasaron hambre durante la pandemia del año pasado. Forman parte de los 116,8 millones de personas que registraron algún grado de inseguridad alimentaria a finales del año pasado, lo que supone el 55,2% de los hogares. La situación actual contrasta con la de los gobiernos de los ex presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff, cuando Brasil salió del Mapa Mundial del Hambre de las Naciones Unidas.
Según los datos de la Encuesta Nacional sobre Inseguridad Alimentaria en el Contexto de la Pandemia de Covid-19 en Brasil, realizada por la Red Brasileña de Investigación sobre Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional (Rede Penssan), publicada por Folha de S. Paulo, el hambre alcanzaba al 11,1% de los hogares encabezados por mujeres, y al 7,7% en los casos en que el hombre es considerado el jefe de familia.
La investigación también muestra que la disparidad de la seguridad alimentaria es mayor entre los géneros: el 35,9% de las familias tienen los alimentos garantizados y en el caso de los hombres este índice alcanza el 52,5%. Cuando la persona de referencia es negra, el hambre alcanza el 10,7% de las residencias y baja al 7,5% si es blanca.
La encuesta señala que el hambre en Brasil ha vuelto prácticamente al mismo nivel registrado en 2004. Según la Encuesta Nacional de Hogares (Pnad) de ese año, la inseguridad alimentaria moderada era del 12% y la grave del 9,5%. En la encuesta actual, los datos revelan que la inseguridad alimentaria se sitúa en el 11,5%, y la grave en el 9%.
La encuesta se realizó en 2.180 hogares de todo el país entre el 5 y el 24 de diciembre, preguntando a los residentes sobre los tres meses anteriores al momento del estudio.