Esmeralda García Ramírez

La mente, el espíritu y el poder oscuro tienen que ver diariamente con nuestro Yo interior, con todo lo que mueve al mundo, con el poder, la economía, el Nuevo orden Mundial, con el sistema, la libertad, la esclavitud y la religión. Más que un problema de concepción, la mente y el espíritu tienen que ver con tu formación de consciencia, con tu conexión en lo espiritual y el manejo del poder oscuro. La mente es el conjunto de capacidades cognitivas que engloban procesos como la percepción, el pensamiento, la consciencia, la memoria, imaginación, etc, algunas de las cuales son características de los humanos y otras son compartidas con otras formas de vida. Este conjunto de procesos debe ser diferenciado del estado mental, como el deseo, la sensación de dolor o de creencias, que son instancias, tipos o ejemplos de dichos procesos. En esta era de poder y de guerras la mente es el principal botín de ofensiva. Dominar la mente es dominar al mundo y es el camino más expedito para hacer o atentar contra la condición humana. El objetivo es psicológico y social: el cerebro humano, el cual está siendo bombardeado. El campo de batalla es la mente para controlar esta sociedad y para aniquilar su capacidad cerebral para decidir. Es la Guerra Psicológica o de IV Generación, el empleo planificado de la propaganda y de la acción psicológica orientada a direccionar conductas, sin recurrir al uso de las armas, y aplicarla en diferentes instancias como la política, la familia, la religión y las relaciones interpersonales. Los diferentes poderes políticos y económicos, el NOM, las religiones, pelean por colonizar la mente de las personas. Si lo logran tendrán un poder ilimitado, ya que dentro de su conjunto de acciones están el de destruir la moral, aniquilar emocional o simbólicamente al adversario en el marco de una confrontación, ya que minar subjetivamente al enemigo produce ventajas estratégicas. Hitler profetizó que las guerras del futuro serían libradas antes de comenzar las acciones militares a través de una confusión mental, la contradicción de los sentimientos, la indecisión y el pánico. No es casual que algunos gobiernos, como el estadounidense, usen el terrorismo para lograr sus objetivos, los bloqueos y sanciones, la idea de promover enemigos a “regímenes dictatoriales”; de atacar a la población civil para que se estos se atemoricen y se pongan del lado del agresor.

Los religiosos relacionan el espíritu con Dios, con Jesucristo, con el alma; los ateos creen que no existe, lo relacionan con la cultura, con la mente, o la religión. En realidad son dos potencias (permítanme el término) totalmente diferentes. El espíritu es la chispa original que cada ser vivo en el universo recibió como herencia fundamental de la existencia, donde ha vinculado toda la memoria de la sabiduría o el conocimiento y a través de un cuerpo se nos permite ir realizando paulatinamente el conocimiento que yace dentro de cada habitante del cosmos. Esta energía superior es intransmisible, incambiable, jamás muere (en tanto el cerebro sí), es eterna, es el único vínculo importante que nos corresponde en la existencia eterna, es nuestra memoria infinita. El alma es la energía que acumula toda nuestra memoria de forma más sofisticada que las computadoras. Jamás podrán crear algo tan maravilloso para albergar el conocimiento que hemos heredado en el recorrer de las diferentes vidas que va adquiriendo el ser humano, en comunión con un programa ancestral de progreso inminente hasta realizar cambios en un cuerpo perfeccionado, simétricamente adaptado a la memoria que hemos recibido de la fusión inicial de la creación. Por ende, esta chispa que conocemos como espíritu no pertenece o no está asociada a ninguna religión, ni a ritos, ni a adoraciones; es decir, a nada que le detenga en su procedimiento de progreso. Así como Jesucristo, Buda, Bolívar, el Ché, Chávez, tienen un espíritu propio y único, así cada ser vivo posee uno desde su raíz. La humanidad se ha dividido en creencias religiosas de todas las tendencias, dejando terribles confrontaciones por la imposición de reglas o normas que transgreden la verdadera libertad, el libre pensamiento, la libertad de búsqueda de la individualidad del ser. A pesar del progreso de estos tiempos, la humanidad excluye esta verdad que viene desde su raíz, a causa de estas imposiciones de creencias, ritos, cultos, desconociendo el origen de nuestra existencia.

El poder oscuro está asociado a los aspectos más crueles y malignos de ésta (desde la perspectiva de los seres sintientes), como la muerte, el sufrimiento, la corrupción y la dominación, entre otros elementos. También está alineado con la búsqueda del ser supremo: el deseo primigenio de todos los seres vivos de incrementar sus capacidades y su dominio sobre el entorno para ejercer su voluntad sin oposición. Las fuerzas oscuras conocen las vertientes y el sincronismo de los programas establecidos en el mundo, que se rebelaron en contra de ese equilibrio de orden en el cosmos; han obstaculizado el trabajo de información hacia el desarrollo y aprendizaje del espíritu en los niveles de progreso para un determinado mundo, siempre están en oposición al progreso de elevación del espíritu para tener el dominio total del universo; sin que este signifique dejar a un lado el control de la mente, pues teniendo el dominio del cerebro debilitan la esencia del ser si eres un ser confundido, lleno de contradicciones, sometido a dogmas que alienan tu mente. No obstante, si estás claro, si tienes una formación de consciencia de libertad, sin apegos, ni esclavitudes que te aten, estarás listo para el combate en cualquier terreno. El poder oscuro es un insaciable buscador de claves para controlar los sistemas de vida en su totalidad. Por esta razón la guerra es espiritual también y ellos lo saben, pues son los caínes que desviaron el camino, los sotanás que transgredieron los principios originales, los iluminatis que quieren marcar un nivel de consciencia estructural bajo su sometimiento, el NOM que tiene como objetivo tomar las rutas diferentes del orden en pro de la humanidad, es el imperio que nos ataca en oposición al progreso de elevación de la humanidad; son los que tienen el control y el poder económico del mundo, unos 10 o 12 seres que rigen el planeta para exterminar esta raza y crear otra, según ellos “más inteligente y más pura” pero que puedan someter. El capitalismo, la religión y la esclavitud son la Tríada del Poder Oscuro, así la he definido. Es la huella nefasta que transgredió la ley del origen.

El control de la mente y el espíritu por el poder oscuro es un conflicto perpetuo que fuerza a todos los seres vivos a crecer y a adaptarse, desembocando en la supremacía de los más poderosos y el exterminio o esclavitud de los más débiles. El poder oscuro no niega el libre albedrío pero lo fomenta al dotar de poder a sus usuarios tendiendo a ser éstos cada vez más paranoicos, esclavos y ciegos de sus pasiones. El lado oscuro se nutre de las emociones desatadas del ser humano, tanto positivas (euforia, pasión, alegría) como negativas (frustración, ira, miedo, sadismo), pero por su naturaleza depredadora se alimentan más de las negativas, ya que predisponen al estado mental adecuado para ejercer su dominación indiscriminada, lo cual genera que el ser sea más agresivo, cínico, psicópata y con un instinto de supervivencia muy desarrollado. El ser humano ha sido reducido por controladores que devastan las consciencias, alienan al hombre y distraen a la multitud sobre su propio destino que debiera ser libremente debatido, democráticamente escogido. Lo trascendente de esta realidad es que nuestra verdadera riqueza está en nuestro origen que es el espíritu, el cual no hemos explorado y hacernos conscientes de la realidad del todo. Jesús nos enseñó que nuestra verdadera herencia está integrada en nuestro espíritu: Alma Máter de la sabiduría integral y refugio del conocimiento.