La mitad de las regiones de Italia estaban el lunes bajo las normas más estrictas de cuarentena, en un intento de frenar un nuevo repunte de los contagios que han llevado los ingresos hospitalarios más allá de lo manejable.
Los centros educativos, desde guarderías a universidades, así como las tiendas minoristas, estaban cerrados el lunes en nueve regiones y en la provincia autónoma de Trento. Los restaurantes sólo servían comida para llevar. Se declararon zonas rojas por toda la península, desde Lombardía en el norte a Puglia en el sur, con la región de Lazio y la capital, Roma, también incluidas.
El resto del país quedó bajo el nivel naranja de restricciones más leves, mientras que la afortunada Sardinia permanecía en nivel blanco gracias a su capacidad para controlar nuevos focos del virus, asociados a la nueva variante identificada primero en Gran Bretaña.
El Ministerio de Salud desarrolló el otoño pasado una escala de fases con distintas restricciones para las regiones, que se ajustan de forma semanal de acuerdo a sus tasas de contagio, capacidad hospitalaria y otros criterios.
Hasta ahora, sólo unas pocas zonas más afectadas estaban en confinamiento pleno, pero los nuevo focos de las variantes más contagiosas del virus han hecho que cada vez más regiones alcancen la categoría roja, pese a los avances de la campaña de vacunación.