Facundo Mesquida

La ganadería mundial tiene sus fanáticos y sus detractores. Por un lado, apasionados consumidores de carne que como en el caso de la Argentina que se reúnen alrededor del fuego de un asado, casi como un ritual. Y por otro lado, vegetarianos, veganos y ambientalistas que no están de acuerdo con el sistema productivo ganadero por considerar que contamina y que no está bien comer animales.

Nobleza obliga, y según datos de la Organización de Investigación Científica e Industrial del Commonwealth (CSIRO por sus siglas en inglés) que es la agencia independiente del gobierno federal australiano responsable de la investigación científica, las emisiones de gases de efecto invernadero del sector ganadero a nivel mundial están estimadas en el 15% del total global, y se calcula que una vaca emite tantos gases como un automóvil.

Y si bien el metano (vaca) es menos nocivo para el planeta Tierra que el dióxido de carbono (autos) porque permanece en la atmósfera sólo nueve años desde su emisión,su potencial de calentamiento global es 86 veces mayor que el dióxido de carbono cuando se promedia durante 20 años, y 28 veces mayor durante 100 años”.

Pero… ¿Qué pasaría si pudiéramos eliminar a la contaminación de la ecuación productiva ganadera? Al parecer, ahora es posible gracias a una súper alga marina que elimina el 99,9% del metano emitido por las vacas, y que fue descubierta por casualidad.

Fue sin querer queriendo…

Todo comenzó en Nueva Escocia (Canadá), con un productor ganadero que notó que sus vacas estaban más “gorditas” de lo normal y sanas. Le dio vueltas al asunto, conversó con sus colegas, pero no encontraba el porqué.

Fue tiempo después, que el productor en cuestión eliminó en su cabeza todas esas variables que compartía con sus vecinos ganaderos. La única diferencia que existía en sus vacas era que estas iban a comer a la costa.

¿Qué comían? Algas

Ahí llega a nuestra historia el doctor científico en jefe de Future Feed, Rob Kinley, un apasionado que venía estudiando desde hace años el efecto de las algas en las dietas de estos rumiantes.

Kinley comenzó a investigar cómo estas algas afectaban los sistemas digestivos de las vacas en Nueva Escocia, lo llevó a Australia y finalmente a la especie Asparagopsis.

Siguió estudiando e investigando y llegó a la conclusión que esta especie de algas tienen un ingrediente que detiene el último y pequeño proceso en la producción del metano dentro del rumen, que se da a partir de pequeños microbios.

Causalmente, esos microbios que detenían la producción de metano eran los responsables de generar más ácidos grasos y la energía quedaba en el animal en lugar de liberarse, con lo cual la vaca efectivamente estaba en mejor estado y producían más carne y leche.

Industrializar, conquistar mercados y el negocio perfecto para el medio ambiente

Así nació Future Feed, empresa que tiene en su poder propiedad intelectual de la tecnología alimenticia de la Asparagopsis, que está afiliada a la ya mencionada agencia científica australiana CSIRO, y juntas están desarrollando a escala la producción de este cultivo con la intención de conquistar nuevos mercados, para que la emisión de metano de la ganadería deje de ser un problema productivo.

Tenemos acuerdos entre la Corporación de Tierras Indígenas y Mar que involucran a los pueblos aborígenes de la nación Narungga y una empresa de cultivo de algas marinas CH4“, que son quienes ya están produciendo este alimento para la ganadería, explicó el director de Future Feed y científico de CSIRO, Michael Battaglia, al portal ABC de Australia.

Battaglia explicó además que para eliminar el 99,9% de las emisiones de metano de cada vaca “sólo se necesita una dieta del 0,2% de estas algas en la alimentación regular de cada animal”.

Según las estimaciones que realizaron los científicos, de aplicarse este modelo nutricional basado en las algas en toda el ganado vacuno de Australia, se reduciría automáticamente las emisiones de gases de efecto invernadero de la ganadería en un equivalente a 100 millones de autos.

La tecnología también podría tener beneficios indirectos, incluido el filtrado de nutrientes perjudiciales en el agua del océano y la creación de ingresos alternativos en los países en desarrollo donde el sector pesquero está en declive”, dijo el Dr. Battaglia.

La empresa fundada por Kinley y Battaglia acaba de recibir un fondo de un millón de dólares por parte de Food Planet Prize, para ampliar los horizontes de su trabajo, y producto del potencial impacto positivo que este alimento puede tener para la humanidad y para el medio ambiente.

Además, según planean desde Future Feed, quieren establecer un fondo de comercialización con pueblos originarios denominados “Primeras Naciones”, para que las comunidades puedan ganarse la vida produciendo estas algas marinas.