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Un estudio realizado entre los pasajeros de un avión que voló desde Oriente Medio hacia Irlanda durante el verano boreal comprobó que este viaje fue el responsable de un brote de coronavirus que afectó a 59 personas. Según se indicó, entre los pasajeros hubo 13 casos positivos.
La revista médica Eurosurveillance publicó la investigación realizada en Irlanda sobre la propagación del covid-19 en un avión que llevó 49 pasajeros (de un total de 283 asientos disponibles) provenientes de tres continentes, así como 12 miembros de la tripulación. Cuarenta y ocho horas después de llegar, dos viajantes manifestaron los primeros síntomas de la enfermedad y sus testeos dieron positivo.
Fue entonces que se inició el rastreo de las personas que habían estado en el vuelo y así se comprobó que 13 de ellas estaban contagiadas, las que en los días siguientes infectaron a otras 46, la última, 17 jornadas después.
Durante el estudio, que no logró identificar al paciente cero, los pasajeros fueron divididos en cuatro grupos en función de los espacios que compartieron antes del vuelo. Además, comprobaron que entre los 13 contagiados, nueve usaban mascarilla, un niño no la tenía y se desconoce si lo hacían los tres restantes. Su rango de edad iba del año hasta los 65, con un promedio de 23 años.
La hipótesis que manejan los investigadores es que los contagios podrían haberse producido antes de iniciar el viaje, aunque consideran «verosímil» que también se dieran dentro de la aeronave para al menos dos de los grupos, debido a la ubicación de sus asientos.
«Este brote demuestra el potencial de difusión del SARS-CoV-2 vinculado al tráfico aéreo», detalla el estudio encabezado por la doctora Nicola Murphy, que agregó que el tráfico aéreo «ha acelerado» la pandemia «contribuyendo a la propagación» de la enfermedad.
Del total de contagiados durante el vuelo y los 17 días posteriores, cuatro fueron hospitalizados y uno de ellos debió ser ingresado en cuidados intensivos.
Cuando comenzaron a detectarse los contagios, nueve pasajeros considerados contactos estrechos fueron analizados y tuvieron resultados negativos en sus pruebas. Con la detección de nuevos positivos se ampliaron los testeos y se comprobó que otros 15 tampoco estaban infectados. Sin embargo, 11 viajeros no pudieron ser contactados y uno rechazó hacerse el testeo. Por su parte, la tripulación cumplió una cuarentena de dos semanas.
Las conclusiones
Frente a estos datos, el estudio concluye que «las estrictas medidas de prevención y control de las infecciones a bordo son vitales para reducir el riesgo de transmisión sintomática y asintomática», mientras que «la restricción de movimiento a la llegada» así como el rastreo de contactos es «esencial para limitar la propagación después del vuelo».
Por lo tanto, la investigación destacó que la distancia y el contacto restringido entre la tripulación y los pasajeros, así como el uso de mascarillas pueden contribuir a la prevención de los contagios dentro de los aviones.