Agencias

La búsqueda de la vacuna contra el COVID-19 ha desatado indirectamente una competencia entre los países para ver quien lo consigue primero y para la Organización Mundial de la Salud (OMS) el que no se esté realizando en conjunto es tema de preocupación y advierte que la crisis enfrentada al comienzo de la pandemia para obtener equipos de protección personal como mascarillas y ventiladores puede volver a suceder con las vacunas y tratamientos.

“Entre las grandes potencias hay una especie de competencia por el prestigio… vemos como Rusia nombró Sputnik V a su vacuna recordando el tema de la carrera espacial de hace algunas décadas y en el caso de China, que es una potencia emergente, esto va a generar mayor prestigio y más aún con lo que está planteando de liberar las patentes para que sean de fácil acceso y gratuitas”, dice a este Diario Milton Reyes Herrera, profesor investigador de la Escuela de seguridad y defensa del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN) y profesor de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE).

Reyes dice que la actual carrera por la vacuna podría causar “un impacto geoeconómico dado que las patentes de las vacunas pueden agregar un valor interesante y aumentar la capacidad de obtener riqueza en los Estados que las produzcan, como Rusia, China, EE. UU. e Inglaterra quienes acompañan como financistas a las grandes farmacéuticas”.

El director de la OMS, Tedros Adhanom Gebreyesus advirtió días atrás contra el “nacionalismo de las vacunas” y afirmó que compartir suministros finitos de manera estratégica y global beneficiaría el interés nacional de cada país.

“Si bien existe un deseo entre los líderes de proteger primero a su propia gente, la respuesta a esta pandemia debe ser colectiva” recalcó Tedros.

El director añadió que, por ejemplo, aunque un país logre una vacuna, necesitará distribuirla en viales de vidrio de alta calidad que se producen en otro, por lo que ahora mismo se necesita una planificación “al más alto nivel para vacunar y tratar al mundo”.

Hasta el momento los países que no están en esta carrera se han mostrado interesados en ir formando alianzas con las grandes potencias y las firmas farmacéuticas que están realizando los ensayos clínicos.

Más de 20 países han hecho pedidos de compra de mil millones de dosis de la vacuna de Rusia, país que ya ha acordado producir la vacuna en cinco países, entre esos Cuba, según indicó el director del fondo soberano ruso, Kirill Dmitriev. La nación se alista para empezar las pruebas clínicas en 40 000 personas en estos días.

Otra alianza que está tomando fuerza es la de Latinoamérica y El Caribe a tráves de los organismos regionales con la vacuna que la Universidad de Oxford está desarrollando junto a la firma AstraZeneca.

En la última reunión de la Cumbre de Estados Latinoamericanos y el Caribe (Celac), se indicó que ya existe evidencia de la seguridad y efectividad del 70% en la vacuna y que, inicialmente se producirán 250 millones de dosis. En el caso de la región, Argentina se encargará de la producción y México del envasado. La vacuna estaría disponible para el primer trimestre del 2021.

Sin embargo, pese a estas posibles alianzas, Tedros invitó una vez más a todos los países a sumarse a las iniciativas mundiales de la OMS para que las vacunas y tratamientos lleguen los más necesitados.

La iniciativa COVAX Global Vaccines Facility es una de ellas y está liderada por la agencia y la Alianza Mundial para Vacunas e Inmunización (GAVI). COVAX tiene como objetivo que las dosis lleguen de forma oportuna y a un precio razonable a todo el mundo.

No obstante, Tedros sostiene que una vez que se haya identificado una vacuna exitosa en cualquier parte del mundo, el grupo estratégico de asesores de la OMS proporcionarán recomendaciones para que su uso apropiado y justo.